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Wladimiro Rodríguez Brito

Garafía y el desierto campesino

Estimados lectores, mañana se celebran elecciones en una parte de la España vaciada, algo que nos debe hacer reflexionar sobre nuestras tierras. Garafía se sitúa en Canarias como el municipio de renta más baja por habitante. Sin embargo, en una lectura objetiva hemos de señalar que es de los pedazos de tierra más ricos del Archipiélago. Una parte del municipio posee los secanos más productivos de Canarias, que es barrido por los alisios, lo que lo convierte en uno de los más fértiles. Ahí también hay que incluir parte de sotavento, entre Hoya Grande y las Tricias, donde se dan abundantes viñas, almendros, frutales y otros.

¿Qué es lo que ocurre en nuestro país? Que hablamos de sostenibilidad olvidando los límites humanos que tiene la naturaleza. Veamos un ejemplo que no es de Canarias, pero que nos tiene que hacer reflexionar. Esta semana se autorizó ampliar los regadíos en el Parque Nacional de Doñana en unas 1.500 hectáreas, olvidando la sobreexplotación de los acuíferos con advertencias ambientales tanto de los técnicos españoles como los de la Unión Europea. Es decir, aquí y ahora la sostenibilidad es un alegato político, una moda alejada de todo compromiso en una devaluación humana de los recursos de la naturaleza y del valor objetivo de las cosas.

Volvamos a Garafía y a Barlovento, donde hoy en día importamos papas cavadas en Inglaterra en septiembre del año pasado, a 13 euros los 16 kilos, mientras las zarzas, cañas y granadillas campan a sus anchos por el mencionado territorio palmero. Hemos vertido a la escombrera de la Historia conocimientos, valores y sabiduría de muchas generaciones. Para luchar contra los incendios, ahora ignoramos a las personas y nos encomendamos a las máquinas. Tratamos a los campesinos como algo del pasado, de la miseria y del atrezo y pensamos en contratar más hidroaviones y helicópteros para luchar contra un fuego que realmente se combate desde la tierra por parte de los humanos. No se puede tener un campo sin campesinos y no se puede gestionar el territorio con una cultura urbanita.

Hace unos días tuve la oportunidad de encontrarme a Diego Reyes, un campesino de 27 años, y ver sobre el terreno una pista forestal donde a ambos lados pastaban unas ovejas –perfectamente dirigidas por dos perros–, ahorrándole a la Administración una parte importante de la limpieza y convirtiendo dicha pista en un cortafuego natural. Es ahí donde se ve la importancia del pastoreo, de los campesinos que siguen haciendo una labor que en el pasado fue fundamental y que también debería serlo en el presente y, como no, en el futuro, en la lucha contra los incendios forestales.

Hoy en día se cuentan con los dedos de la mano los pastores del territorio Diego me trasladó la preocupación de los ganaderos para mantener la rentabilidad económica de sus explotaciones debido a la subida de los precios y de los costes –entre un 30 y un 70%–, a lo que hay que añadir el aumento de la factura energética. Estamos hablando de más de 200 ovejas que hay que ordeñar con máquinas que consumen electricidad. Tuve la suerte de probar el magnífico queso de oveja que hace este joven campesino, que me dijo que quiere seguir viviendo en Garafía sin tener que emigrar a un supuesto mundo donde hay más oportunidades.

Los jóvenes como Diego tienen que ser un faro para vacunarnos contra la España vaciada, en la que las actuales generaciones puedan acceder a un trabajo digno en el sector primario, que esté remunerado de forma decente, y que no solo permita continuar con nuestras tradiciones, sino que ponga en valor las mismas. Claro que la tecnología está para mejorar y ayudarnos, pero ninguna máquina podrá sustituir nunca a un campesino. La sostenibilidad no consiste en declaraciones, en papeles, en acuñar términos como kilómetro cero y huella de carbono o en organizar cursos o máster sino en propiciar y preservar el sector primario con acciones reales –como reducir el papeleo y la burocracia– que beneficien a quienes trabajan en el mismo y que son los verdaderos guardianes y defensores del medio ambiente.

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