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Y no llueve. En el poema aquel de Borges, cuando dice «la lluvia es una cosa que sin duda sucede en el pasado» no se refería a esto, al tiempo que hace que no llueve, pero los poemas están ahí para que nos apropiemos de ellos cuando nos parezca oportuno, para darles la vuelta, deconstruirlos y hacer con ellos un nuevo discurso.

Total, que no llueve, que la lluvia es un olvido. Y si Borges aludía al pasado, Umbral decía que «el agua es una desaparición». La cuestión es que no llueve. Que tenemos aquello que en otro tiempo se llamaba una pertinaz sequía, quizá más pertinaz que otras veces. Y es posible que esto se prolongue mucho tiempo, porque el cambio climático trae estas épocas largas de sequía y luego la lluvia torrencial y dañina.

Quizás tengamos que aprender a buscar el agua de otra forma. Me he acordado en estos días de Muerte y vida de las grandes ciudades americanas, un libro de Jane Jacobs, una de las grandes referencias en el urbanismo moderno. Ese libro, escrito en 1961, ya proclamaba que «las ciudades son las minas del futuro», prediciendo, en cierta forma, el auge de la llamada minería urbana al darle una definición antes incluso de que el término existiera. Jacobs hacía referencia al reciclaje de minerales (como hierro, cobre, oro, plata…) extraídos de los residuos de la ciudad, ya sean edificios, infraestructuras, máquinas o aparatos. Pero la idea de la minería urbana también puede ampliarse hasta el reciclaje y la reutilización sistemática de toda clase de residuos generados por las personas de manera que apenas hiciera falta recurrir a la naturaleza para producir nuevos bienes, y aunque la visión de Jane Jacobs está aún muy lejos de convertirse en realidad, es evidente la necesidad de ponerla en práctica y conseguir que los recursos entren en un círculo infinito del que nunca salgan. En realidad, deberíamos aspirar a la utopía de que, incluso, llegasen a no ser llamados residuos. No habló Jane Jacobs del agua, sin embargo, siendo, como es, el recurso más necesario, el más vital. Quizás entonces no lo vio porque el agua no es solo un recurso.

Si no has sospechado alguna vez que con la humildad del agua empieza la genealogía de los dioses, si no has ido nunca a despertar su voz azul, esa que duerme, profunda, en los aljibes, si no has visto alguna vez sus delicadas hebras, sus cristalinas alas, si no has oído su trémolo en el cristal los días de lluvia, si no has sentido, al sumergirte en ella, su compasión maternal, la primitiva alianza que os une, si no te han sorprendido nunca todas sus formas y has querido descifrar sus hondos ecos, su elemental tesoro, si no has comprendido que es la esencia última del universo, que somos agua, una de sus formas, entonces, la próxima vez que veas llover intenta entender y da las gracias.

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