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carta Abierta

Sobre Blas Cabrera Felipe

Bien por dedicar cuatro páginas de un periódico local, en domingo, a la figura de mi abuelo Blas, pero permítame que salga al paso de su texto, porque advierto palabras por su parte que creo no debe emplear, porque la Historia le desmiente abiertamente: BCF no se codeaba con Ramón y Cajal. Le tenía todo el respeto y admiración que merecía. Tampoco era republicano, ni liberal ni monárquico, ni lo contrario. Fue un sabio científico, humanista y víctima de ambos bandos durante la guerra y después. Pero no porque lo diga yo. Le recuerdo sus propias palabras: «Nunca me he pronunciado políticamente y a parte mis convicciones personales, tenía poderosas e íntimas razones en mi familia para no hacerlo».

Habla usted del interesante clan de los Cabrera. Permítame que le corrija. La palabra clan en español tiene una connotación de tendencia exclusivista ajena por completo a la familia de Blas Cabrera. Dice usted que la saga se codeo con Juan Negrín. Por lo que a Blas Cabrera Felipe se refiere, le recuerdo que ambos eran catedráticos canarios y el primero, Rector de la UCM en 1931 por lo que tenían que conocerse necesariamente. De ahí a suponer que pudiera haber algún tipo de complicidades o afinidades entre ellos, le puedo asegurar su falsedad. En cuanto a su hijo Blas Cabrera Sánchez, la situación es bien distinta. Los padres no son todo el tiempo responsables de lo que hacen los hijos. Como diría el poeta sevillano, estos «hacen su camino al andar…» y que Negrín se lo llevara como secretario particular a la Presidencia, no tiene nada de particular pues ya venía siendo su hombre de confianza en la facultad, desde años antes.

Menciona usted a otro físico brillante, su hijo Nicolás, su igualmente brillante nieto Blas, sus otros hermanos catedráticos, José y Juan, y hasta a su sobrina nieta Mercedes Cabrera, exministra con Zapatero y nieta de Calvo Sotelo (eso no lo cita). Menciona usted también a su hijo Luis, pero para él solo tiene una palabra: arquitecto, y como se trata de mi padre, me voy a extender un poco más porque se trata de un arquitecto, sí, pero del más brillante, en mi opinión, que ha tenido Tenerife en la segunda mitad del siglo XX (1950-1980) dedicando a esta isla 30 de los 40 años de intensa actividad profesional y más de una década a la docencia en la ULL en la Escuela de Aparejadores.

Mi padre fue seguramente el arquitecto más querido por la sociedad tinerfeña, con más de 700 proyectos, muchos ejecutados y entre ellos, el edificio de Financiera Canaria, actualmente sede de la Policía Local en 3 de Mayo, Servicios Múltiples 1 en la avenida de Anaga, edificio genial en la playa de Las Gaviotas, hoteles del Puerto de la Cruz, Las Américas...

Pero si yo tuviera que sintetizar en pocas palabras los valores que le acompañaban, diría el amor a la verdad, la tolerancia y la humildad que seguramente y aparte sus cualidades como científico, divulgador e investigador, fueron apreciadas también por Marie Curie y Albert Einstein, entre otras muchas personalidades de todo el mundo. Yo no le conocí porque, aunque nací en su casa, llegue más tarde, pero sí he convivido con mi padre y mi tío Nicolás y puedo dar fe de que esos mismos valores de mi abuelo adornaban igualmente a los hijos, además de en un afán de servicio público y de ayuda a la gente, más que notable.

Y finalmente, una petición: la ilustración que firma Riki Blanco como portada del artículo sobre la figura de Blas Cabrera, me parece desafortunada en grado superlativo, porque sugiere todo lo contrario que lo que la Historia enseña de su personalidad y su labor, por la que hoy se le reconoce como padre de la Física española. Busquen otra ilustración más honorable, porque esa me parece indigna con su persona.

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