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Alfonso González Jerez

Retiro lo escrito

Alfonso González Jerez

Sinvergüencería y pragmatismo

En una de sus inanes declaraciones de los últimos días Román Rodríguez, vicepresidente del Gobierno autónomo y presidente de Nueva Canarias hace la friolera de 16 años, ha asegurado que está a favor de cumplir el pacto de su partido con Coalición Canaria en el Congreso de los Diputados, de manera que Pedro Quevedo cedería el escaño a la candidata de CC, María Fernández. El matiz es ligero y denso a la vez, como los gases expedidos por ciertos mamíferos. Primero, presenta el asunto como si existiera otra opción –subtexto: «estoy a favor de eso y no de otra cosa que pudiéramos hacer»–; en segundo lugar, elige hablar en primera persona, como si cupieran opiniones personales o el máximo dirigente de un partido no se comprometiera con la conducta del mismo. Todos esos jueguecitos bobalicones, propios del carterista convencido de dirigirse a tarados irremediables, son característicos de Rodríguez, pero sobre todo originan sospechas sobre la decisión final de los dirigentes de NC. De hecho llevan meses dándose vueltas a un relato para justificar que Quevedo se quede con su escaño del alma.

Los socialistas –que tienen en don Pedro un amigo y un seguro servidor– también han presionado para que Nueva Canarias se lo piense. Por supuesto que no repetirán la jugada en las próximas elecciones generales. El PSOE canario le ofrecerá de nuevo acomodo en su lista al Congreso de Diputados en 2023 o cuando toque. Ya se hizo antes, en 2016, aunque algunos hayan olvidado del fabuloso espectáculo de un partido sedicentemente nacionalista que acude a las elecciones en las listas de un partido estatal. A los actuales responsables del PSOE macaronésico no se les caerán los palos del sombrajo. ¿No tienen como senador autonómico al cabeza de otro partido que llegó a proponer que se designase como persona non grata de La Laguna a Ángel Víctor Torres? Después de eso, casi cualquier cosa. Cualquier cosa es dejar que Santiago Pérez mantenga su agrupación electoral, Avante, como grupo municipal, percibiendo las asignaciones correspondientes del presupuesto municipal, entre otras cosas. O rescatar de nuevo al soldado Quevedo y llevarlo en la bolsa marsupial hasta las elecciones.

Y al mismo tiempo, por supuesto, Héctor Gómez se aproxima a Coalición Canaria. Lo hace en el contexto de una mayoría en el Congreso cada vez más debilitada. El PSOE necesita de todos y cada uno de los votos en la segunda mitad de la legislatura. Para empezar para poder aprobar la reforma laboral firmada por los empresarios y los sindicatos mayoritarios y que el PP estúpidamente se niega a respaldar. Los socialistas en general y el muy pragmático Gómez en particular ya han realizado algún amago de aproximación frustrada. Pero ahora cualquier diputado puede ser el diputado 176. Si en verano CC contara con dos diputados el interés de Gómez y sus compañeros por el diálogo y la negociación aumentaría considerablemente. Por eso mismo Rodríguez et alii se mueven cada vez en una mayor ambigüedad. En cuanto al relato que justificara el incumplimiento de su acuerdo con CC ya el vicepresidente ha adelantado algo: los coalicioneros «van de la mano del PP y de Vox en las cuestiones relevantes». Es repugnante que Rodríguez presente a CC como una fuerza próxima a Vox sin un solo argumento, sin un solo dato concreto, pero se trata de presentar a Coalición como una fuerza política capaz de aliarse con la extrema derecha. Para que eso no vaya más lejos Pedro Quevedo, ese estadista, estaría dispuestos a incumplir su compromiso firmado, y quedarse en la Cámara Baja hasta el final de la legislatura. Cualquier sacrificio es irrelevante si se hace por Canarias y el mantenimiento de un Gobierno democrático y progresista.

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