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Francisco Pomares

Regalo de reyes

El pasado 30 de noviembre, Francisco Moreno –administrador único de la Televisión Canaria– negó en la comisión parlamentaria de control del Ente público que fuera a modificarse el pliego del concurso para la contratación de los medios técnicos e instalaciones de los servicios informativos de la tele. Fue un mentís rotundo y categórico que consta en las grabaciones de la comisión, y que se produjo tras la pregunta en ese sentido planteada por el diputado José Alberto Díaz-Estévanez, preocupado –como otros muchos parlamentarios– por la rumorología que a finales de noviembre intentaba explicar las inusuales críticas a Moreno y su gestión en la tele, publicadas en el periódico Canarias 7, un medio tradicionalmente muy cercano a Moreno y a su principal valedor en el Gobierno, el vicepresidente Román Rodríguez.

En realidad, lo que estaba en juego en ese momento era la modificación del pliego, tras una presentación precipitada en la que no se habían tenido en cuenta algunos aspectos que reducían el margen de beneficios del único licitador previsto, el actual propietario de las instalaciones y medios técnicos. Nadie en el sector audiovisual en Canarias tenía entonces la más mínima duda de que tras el nuevo bloqueo parlamentario de la Junta de Control (nueve intentos frustrados en seis años), el contrato de 54 millones que desde hace más de una década emponzoña las relaciones entre los medios de comunicación y el poder político en Canarias tendría un único licitador, concretamente la empresa Videoreport, vinculada a Canarias 7 y actualmente prestataria de los servicios técnicos y propietaria o gestora de las instalaciones.

Pero esta vez la certeza reiterada a lo largo de los años era errónea: Moreno se había equivocado en el pliego, algunos precios del servicio se habían encarecido –por ejemplo, la factura de la luz–, se había reducido el margen de beneficio y para Videoreport ya no era una bicoca hacerse con el contrato. Las informaciones criticando a Moreno en Canarias 7 –blanco, líquido y en botella– eran la más obvia demostración de que aquello acabaría siendo la leche. Y lo ha sido: un día antes de que los reyes llegaran con sus regalos de Oriente, el propio Canarias 7 se hizo eco de la modificación del pliego para que las cuentas le cuadren al futuro licitador: el contrato aumenta en cuatro millones de euros (se incorpora el pago del IGIC por parte de la tele, cuando es evidente que el IGIC debe ser pagado por el contratista); la tele se hace cargo de los costes eléctricos, por si acaso la luz sigue subiendo; se reducen las exigencias de solvencia técnica, económica y financiera del contratista, y se eliminan directamente algunos de los compromisos establecidos, por ejemplo, los relativos al costoso software de gestión del denominado «plató virtual». Todo ello después de solicitar Moreno el 27 de diciembre los pertinentes informes a la dirección de producción, el departamento de ingeniería y sistemas y los servicios jurídicos de la tele, que respondieron con más rapidez que si se tratara de apagar un incendio: tres años para revisar un expediente de dependencia, tres días –incluyendo festivos– para informar sobre la modificación del pliego y presentarla. Va a ser verdad eso de que la tele de Moreno es muy eficiente.

Resumiendo: a solo seis días de que expire la presentación de ofertas, Moreno cambia las reglas del partido y retrasa el reloj hasta el 14 de febrero, para que los interesados puedan leerse el pliego nuevo y recalcular sus beneficios. No se ha agotado el plazo, no fuera a ser que si alguien se presenta, tuviera capacidad de recurrir. Lo más increíble de todo es que al final, ocurra lo que ocurra, el actual licitador ya ha ganado: este pliego es el que quería, pero incluso si la decisión de Moreno de cambiar sustancialmente las condiciones acaba anulando el concurso en los tribunales, eso también sería bueno para Videoreport: seguirían con su actual contrato sin tener que invertir ni un euro, como les exige el nuevo concurso. Los ingresos por alquiler de locales y equipos obsoletos van directos a la cuenta de beneficios.

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