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Rafael Dorta

Crónicas de la Revo-ilusión

Rafael Dorta

Silencio, 2022

Sea para escapar de la locura, o por el deseo de una catarsis momentánea, lo cierto es que el ruido en mi cabeza se detuvo cuando sonó la primera campanada. Sumergido en un paréntesis de doce uvas urgentes, al fin había llegado el señor silencio. Sentí algo similar a lo que cuentan de cómo se te pasa toda tu vida por delante, en los instantes que preceden a la muerte. El trámite temporal entre la conciencia del año viejo y el descorche de lo que vendrá. Uno, dos, tres... hasta abandonarme en la profundidad del segundero. Un trance de sesenta largos y sosegados segundos, absorto en la nada que nada ansía, salvo tomarme un respiro en la jodida búsqueda de mi lugar en el mundo. Un impasse de calma justo después y antes del explote pirotécnico que escupe la ametralladora informativa, fuegos fatuos como homenaje de petardos al pasado de hace cuatro, cinco, seis... y en ese estado hipnótico, creí que la sociedad aprovechaba la tregua de un solo minuto para reflexionar sobre la necesidad de recuperar las alas. Para volver a inventarse, con una vacuna alternativa que nos proteja del diluvio apocalíptico y de la indigestión que provocan los atracones de datos y... siete, ocho, nueve... no supe si era el principio del final de la tristeza, pero intuí que una alegría paciente aguardaba su oportunidad para desafiar a la autoridad que actúa como un rehén de la neurosis colectiva. Diez, once, doce... y desperté. Tragué las últimas uvas y me lancé a mirar el móvil, angustiado. Había un mensaje de mi amigo John en el que leí: Crear es amar.

El señor ruido aporreaba la puerta de mi cerebro, insistente. No le abrí. Salí al balcón y observé la vida. Mi locura y yo nos abrazamos. Ya sabíamos cómo amar al 2022.

dorta@brandwithme.com

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