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Francisco Pomares

Otra vez, el año de la recuperación

Tras aprobar los Presupuestos 2022 a uña de caballo el pasado día 21, concentrando en apenas un día un trámite parlamentario que suele durar dos, el presidente Torres y su segundo Rodríguez ofrecieron el día 22 una rueda de prensa para hablar de los Presupuestos, y sobre todo para insistir en la confianza del Gobierno en su previsión de ingresos, para que las cuentas lleguen a buen puerto.

Ya saben en qué consisten estas ruedas de prensa, calcadas todas las unas de las otras: el decorado suele ser aséptico, un par de atriles de diseño delante de uno de esos carteles con eslóganes con los que los gobiernos decoran sus promesas y sus fotos. Luego, la coreografía, cada vez más escasa: tres periodistas mondos y lirondos, los cámaras de la tele canaria y de la española si no había mucho curro, y un pequeño coro de discretos asesores gubernamentales prudentemente situados fuera de foco, que aplauden con las orejas, los labios y los ojos, porque hacerlo con las palmas quedaría raro. Y el discurso, como el decorado, siempre el mismo, más familiar ya que el villancico de Benito Cabrera, pero con un ritmo anodino y una letra olvidable: vacuidades declarativas salpimentadas con términos belicosos: «el Gobierno blinda los servicios públicos», «los presupuestos son un instrumento para la seguridad institucional del Archipiélago», «este Gobierno se pelea todos los días con España y Bruselas para captar recursos», «este año arañaremos más fondos…» En fin, que uno imagina a Román Rodríguez en actitud de arañar algo, incluso un fondo esquivo, y se deja arrastrar por sugerentes evocaciones cinematográficas. Y en eso, el presidente Torres que se explaya ricamente convencido de sus propias virtudes como pedagogo y nos sorprende con la pavorosa novedad de que «este presupuesto destina tres de cada cuatro euros a partidas ligadas al Estado de Bienestar, como la Educación, la Sanidad y los Derechos Sociales». Una verdad verdadera, de esas que son así desde que los presupuestos incorporan los salarios de profesores, sanitarios y personal de servicios sociales. O sea, este año y todos los años anteriores desde la Lotraca para acá.

Y por fin, la gran frase del día, el mes y el año: «estos van a ser los Presupuestos de la recuperación», remata Torres. Y esperemos que así sea. Puedo entender que es difícil decir algo distinto, novedoso y sorpresivo sobre el futuro, y que además suene bien. Pero cada vez que nos hablan de que este año (ahora el próximo) va a ser el de la recuperación económica, lo que uno piensa es que esto más que un pronóstico, lo que parece es un estribillo…

Porque ya se lo hemos escuchamos decir después del confinamiento de 2020, cuando se pasaron meses para sacarse de la manga el Plan Reactiva Canarias para la reactivación social y económica, un experimento de ingeniería contable de cuyos resultados prácticos al final poco o nada se supo. Y se lo escuché decir en la presentación del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno de España, en el que se nos prometió la reactivación de la actividad y el empleo en el segundo semestre de 2020 y «el crecimiento real y potencial a partir de 2021». Y volví a escucharle referirse al «año de la recuperación» en los Presupuestos del 2021. Y en los cambios de temporada turística, de período de sesiones y de trimestre económico. Y ahora vuelve a decirnos lo mismo en los Presupuestos de 2022. Quizá el problema sea que a Torres le guste repetirse. Y bueno, Torres acabará acertando con lo del año de la recuperación: dicen que hasta un reloj parado acierta al dar la hora dos veces al día.

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