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sol y sombra

La ministra transversal

En un país tan polarizado en los viejos posicionamientos de la derecha y de la izquierda, la transversalidad no deja de ser un simple cálculo estratégico para pescar en todas las aguas. Yolanda Díaz, vicepresidenta del Gobierno y ministra de moda, quiere aprovechar el tirón que le otorgan los sondeos y se proclama transversal. Digamos, parafraseando a un periodista pretérito, que empieza a presumir de no considerarse de izquierdas ni de derechas, sino todo lo contrario. El transversalismo, que se diferencia del sincretismo pragmático al rechazar por caduca la política convencional, es una idea medianamente asumida por el entorno podemita desde el principio de sus tiempos. Tanto Iglesias como Errejón, en mayor medida, han jugado a distanciarse del comunismo y de la izquierda de siempre, y cuando les convenía sacaban a relucir al argentino Ernesto Laclau, ideólogo populista, y a los justicialistas. Laclau dijo que había llegado a entender a Gramsci gracias a Perón.

Yolanda Díaz habla incluso de cederle el rincón más a la izquierda a Pedro Sánchez, que no lo dice pero también podría presumir de transversal. Sánchez se empeña en presentarse como lo que precisamente no es: un socialdemócrata. Hasta llegar a la Moncloa, se ocupó de ocultar, mintiendo, en lo que se ha convertido. O si lo quieren expresado de una forma más suave, diciendo que iba a hacer lo contrario de lo que en realidad hizo, que es pactar con Pablo Iglesias y con Bildu, por referirme únicamente a dos casos especialmente llamativos. Lo que sí ha acertado a comprender Díaz es la toxicidad que existe en la izquierda alternativa a Sánchez y las escasas expectativas que ofrece a un político ambicioso, en su caso ella misma. Por eso se esta arrimando al principio transversal atrapalotodo de las cosas. Y, si de este modo, estilo fashion y en compañía de Ada Colau, atrae al electorado de izquierdas y de paso engaña a alguien de derechas, mejor para ella. No sé si a estas alturas…

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