eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Francisco Pomares

Por el lucimiento de los socios

Tamara Raya, diputada socialista por Tenerife, comentaba el otro día su desagrado por haber tenido que renunciar a la presentación de enmiendas para la mejora de los Presupuestos: «Eso hay que dejárselo a los socios», dijo. Debe resultar frustrante para una diputada del PSOE no poder ejercer una de las funciones más características del trabajo parlamentario cuando llega el debate del Presupuesto, que es introducir propuestas que mejoren la distribución de fondos en tu circunscripción, en tu comunidad. Uno no entiende la lógica de esa instrucción, y menos que cuando el mandamás del Grupo Parlamentario Socialista en el Congreso es precisamente un tinerfeño –Héctor Gómez–, los diputados por la provincia de Santa Cruz de Tenerife tengan que renunciar a hacer su trabajo para que los socios puedan lucirse. Pero eso exactamente es lo que ha ocurrido.

Y lo que permite que Pedro Quevedo nos venda las enmiendas de Nueva Canarias logradas por apoyar unos Presupuestos que el propio Quevedo aseguró vivarachamente días atrás que era necesario aprobar, con enmiendas o sin ellas. Al final, fue con ellas: Quevedo presumió de que Canarias quedará excluida de la tributación mínima del quince por ciento del impuesto de Sociedades, además de haber logrado que se doten «todos los programas económicos del REF» incrementando –en cien millones y medio más– las partidas para el Archipiélago previstas inicialmente en el proyecto de cuentas. Lo que Nueva Canarias no ha logrado en la negociación es que se acepte la devolución del IGIC a los afectados por la quiebra de Thomas Cook, ni la bonificación de las tasas aéreas, ni la compensación de los seguros para abonar los daños agrarios por la erupción volcánica de La Palma, ni el restablecimiento de la autorización del comercio triangular en la ZEC, ni –por supuesto– la mejora de la financiación, una de las matracas tradicionales del romanismo. Pero es que no todo puede abordarse en el marco de la negociación presupuestaria, aclaró el diputado de Nueva Canarias, justo antes de ser el primero en anunciar su voto a favor de unas cuentas públicas que –por ejemplo– pasan de puntillas por encima del drama de La Palma. Quevedo, por supuesto, no lo ve así: no sólo ha descubierto, como Ángel Víctor Torres, que Canarias es de pronto la región mejor financiada de España, también cree que la reconstrucción de La Palma ha sido «considerada de forma importante», y que hay otras cuestiones planteadas en enmiendas que no necesariamente se tienen que resolver en la ley presupuestaria.

Uno tiene la impresión de que la generosidad socialista al compensar a sus socios con la aprobación de enmiendas menores –las que suelen presentar los diputados de los partidos en el Gobierno–, no sólo tiene que ver con la intención (o instrucción) de Quevedo de votar a favor del presupuesto sí o sí, anunciada antes incluso de que lo hiciera el resto de las fuerzas políticas que han decidido apoyar las cuentas de la coalición gubernamental. Es probable que el entusiasmo de Quevedo con los presupuestos tenga que ver con la intención de conseguir hueco en las listas del PSOE en las próximas generales. Es un asunto que se negocia con cautela, pero con cierta prisa, porque debe quedar resuelto antes de que le toque a don Pedro renunciar a su acta de diputado para cedérsela a María Fernández. La cosa es que eso sólo ocurrirá si no se cierra con el PSOE, para repetir la incorporación del candidato de Nueva Canarias a las filas socialistas, como ya ocurrió en 2015. Al PSOE nacional le conviene, y a Nueva Canarias también. ¿Volverán los socialistas canarios a regalarle un escaño suyo a Quevedo? No sabe/no contesta. Pero canta lo suyo que anden practicando con el regalo de enmiendas para lucimiento de los socios.

Compartir el artículo

stats