Opinión | CARTAS AL DIRECTOR
Un poco de respeto, por favor
Mi madre, de 91 años de edad, ingresó en el Servicio de Urgencias del Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria tras haber sufrido un ictus. Ante la habitual saturación del servicio, y sin más disponibilidad de sitio en los pasillos, la trasladan dos días después y sin conocimiento de sus familiares a la planta 1ª Norte, que, para quien no tenga conocimiento, está dedicada a los pacientes positivos de Covid-19, prueba que le fue practicada a mi madre a su ingreso y cuyo resultado fue negativo. Resulta inconcebible pensar que en un complejo hospitalario con un número de camas superior a las 900, ésa haya sido la ubicación idónea para tratar la patología de una anciana, sin tener en cuenta el riesgo gravísimo de contagio y vulnerabilidad, y sin mencionar también el aislamiento injustificado al que se somete al paciente y a los familiares. Después de intensas gestiones se logra su ubicación en otra planta y tras una evolución favorable es dada de alta. Asimismo, el traslado al domicilio en ambulancia del servicio sanitario no urgente se torna, cuanto menos, rocambolesco, teniendo en cuenta que desde el mediodía que el facultativo firma el alta, mi madre es trasladada a su domicilio a las 00:23 horas de la madrugada, 12 horas después de haber recibido el alta hospitalaria, por “saturación” en el servicio según manifiesta la empresa. Como dato curioso añadiré que el traslado era interurbano. Este es el Servicio Canario de Salud que tenemos.
Pilar Carrascosa Fernández
Santa Cruz de Tenerife
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