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Cuando el río suena, agua, o piedra, lleva

Pocas dudas pueden surgir sobre que somos infinitamente influenciables y nuestras inclinaciones políticas no son mas que tendencias difundidas por los partidos políticos y las ideologías económicas dominantes. Y es en este paisaje donde navega la encuesta de Sigma Dos y tendrían recorrido sus resultados electorales en el caso de que se celebrasen elecciones bien ahora o cuando toquen en 2023. Según esta encuesta del 25/10/21 encargada por el diario El Mundo, el actual Gobierno no tendría posibilidad alguna de sustentarse ni por su coalición ni por sus apoyos. Ya que el PSOE se quedaría en 99 escaños, frente a los que podrían sumar una mayoría absoluta (176 de los 350 escaños) para gobernar: 129 del PP, 47 de Vox, 1 de Ciudadanos, y alguno más de Otros partidos.

Esta muestra de resultados según la intención de voto evidencia el grado de desgaste y disipación del Gobierno de coalición a través de sus políticas. Políticas como la nueva Ley Reforma Laboral o la nueva Ley de Memoria Democrática. En esta última se espera que pueda ser adoptada para principios de 2022, aun suscitando severas críticas por posiciones políticas antagónicas: el PP y Vox por un lado calificándola de totalitaria y ERC (uno de los apoyos del Gobierno) por otro calificándola de floja. Pero además esa nueva Luz de Memoria Democrática deja en la obscuridad una cuestión profunda que nos ha venido recientemente a la memoria con el décimo aniversario del fin de ETA: los más de 300 crímenes de ETA sin resolver que reclama la Asociación de Víctimas del Terrorismo como un derecho a la verdad.

En la Ley de Memoria Histórica de Zapatero de 2007, la claridad sobre las víctimas era confiada a las asociaciones creadas, mediante un sistema de subvenciones. En la nueva Ley de Memoria Democrática es el Estado quién sería responsable de esta claridad. Y desde estas dos memorias, se desprende la cuestión: ¿hay o queda memoria para otras víctimas que no sean solo la de la Guerra Civil y la Dictadura?.

Las inclinaciones políticas son cada vez más tendencias de un mundo interconectado, multilateral e interdependiente. Donde la cooperación mundial es esencial para hacer frente a los desafíos actuales. Y en este escenario reman los presupuestos para 2022, que han tenido que superar unas difíciles negociaciones entre los socialistas y Podemos, al igual que está ocurriendo con la Reforma Laboral. Aunque la ministra Díaz y el mismo Gobierno pretendan simular que la Coalición goza de buena salud. Ya la misma figura de Díaz como comunista y de espíritu libre, va librando, al mismo tiempo que cierta ansiedad ajena, un liderazgo en ascenso entre los votantes de Unidas Podemos y el PSOE. Siendo ella, en Sigma Dos, la mejor valorada en el numeroso y excesivo espectro político español, con un 3,9 sobre 10 y seguida de Sánchez con un 3,8 sobre 10. ¡Y nadie se acerca ni siquiera al aprobado!

Pero volviendo a los presupuestos, donde 27,6 mil millones provienen de los fondos de recuperación y resiliencia de la UE, en ellos nos queda aún tiempo por apreciar si se controlan bien las partidas presupuestarias y si tal como afirma la ministra Montero: «Este año 2022 será cuando ciudadanos y empresas, en toda su plenitud, puedan recibir la mayor cantidad de estos Fondos Europeos». Fondos que vienen para que nuestras ciudades sean más sostenibles. Y para que, entre otros avances, los propios municipios puedan, por ejemplo, llegar a gestionar su propia producción de energía limpia. Lo cual influiría en la bajada del coste de la electricidad.

Porque hasta el momento solo podemos hacer uso de la resignación frente a los estratosféricos precios de la electricidad que están perforando las economías de las empresas y de los hogares. Y en esta cuestión, no es suficiente con señalar a Rusia en su manipulación de precios del gas natural. Siendo Rusia el mayor proveedor de gas para Europa. Y siendo el gas natural crucial para generar electricidad. Hay otros factores que nuestro país necesita abordar. Como la gestión de una adecuada reforma del mercado energético que permita abaratar el precio de la energía. Pero claro, si ya en 2017 y en el Tweet de Sánchez aparece: «La política energética del Gobierno de Rajoy empobrece al país. El recibo de la luz se encarece un 4,6% en lo que va de diciembre», ¿qué nos queda? Resignación y pobreza energética.

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