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Francisco Pomares

Lo ‘poco probable’

La ley de creación de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal –el organismo encargado en España de velar por la sostenibilidad de las finanzas públicas– establece que las previsiones macroeconómicas que se incorporen en los proyectos de presupuestos de todas las administraciones deben contar con un informe que indique el nivel del aval que el organismo otorga a esas previsiones. En el informe publicado ayer, la Airef vapulea las expectativas de la Consejería de Economía del Gobierno de Canarias, considerando «poco probables» los pronósticos económicos del Gobierno Torres, tanto para el año 2021 como el 2022. Básicamente, lo que el organismo de vigilancia de las cuentas públicas considera improbable es que la evolución del PIB y del empleo coincida con las previsiones realizadas por la consejera Elena Máñez, en las que se ha basado Román Rodríguez para presentar los presupuestos más expansivos de la historia, según el mismo no se cansa de decirnos.

El Gobierno de Canarias y su coro se han encargado en las últimas horas de advertir que las cuentas han recibido el aval de la Airef. Para empezar, la Airef no habla de los Presupuestos, sobre los que no se ha pronunciado, sino sobre las previsiones macroeconómicas de 2021 y 2022. Y el aval recibido no implica en ningún caso un apoyo, sino una calificación: la Airef califica con su aval todas las previsiones. Unas como prudentes, otras como poco probables y otras como muy poco probables. Al hacerlo así, evalúa el grado de realismo de esas previsiones, y lo que nos dice es que los vaticinios del Gobierno no son coherentes ni certeros: así, el proyecto de presupuestos para 2022 incorpora un crecimiento superior al ocho por ciento este año y de casi el 14 por ciento el próximo, pero la Airef rebaja en dos puntos el incremento de 2021, y a casi la mitad en 2022, hasta el 7,4 por ciento.

Esa sustantiva diferencia no es sólo fruto de que el Gobierno sueñe despierto con una recuperación que no acaba de llegar, y a la que fía la supervivencia del acuerdo político de las fuerzas de izquierda. También es resultado de un distinto enfoque de partida: Canarias ha calculado que en 2020, con el arranque de la pandemia, el PIB de las islas se despeñó más de un veinte por ciento, mientras la Airef asegura que la caída fue ‘solo’ del 13,6 por ciento, lo que contribuiría a nivelar en parte el impacto real de un crecimiento inferior al previsto. Pero lo que puede ser importante para determinar el estado de salud de la economía isleña, no ayuda mucho cuando se trata de considerar que pasará con las cuentas de las islas. Si Román Rodríguez ha presupuestado el equilibrio fiscal sobre la base de un incremento de la actividad económica de un 14 por ciento, y el aumento que se produce es de la mitad, el vicepresidente va a meternos un gol por la escuadra, y a dejarle a esta región una herencia de déficit y deuda, que sólo la ineficiencia en el gasto público –gastar menos de lo previsto en los presupuestos– podría aliviar.

No quiero hablar desde la atalaya de la sabiduría, ni molestar con mis argumentos desde el sofá a la diputada Nayra Alemán, pero hace unos días, cuando se presentaron los Presupuestos, dije que las previsiones de Economía no eran ni creíbles ni cumplibles. Y no lo son, asegura ahora la Airef. Pero con ellas van a aprobarse las cuentas del próximo año, si el Parlamento no lo remedia. Y con ellas van a incumplirlas. ¿Y quién pagará los errores de cálculo? Estoy seguro de que no van a ser ni Román Rodríguez, ni Elena Mañez, ni tampoco Nayra Alemán. Si esta gente no corrige y equilibra el gasto, vaya usted haciéndose a la idea de pagar más impuestos. A no mucho tardar.

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