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Juan Pedro Rivero González

SANGRE DE DRAGO

Juan Pedro Rivero González

«Un camino compartido»

Si se quiere ir muy rápido se corre solo; pero si se quiere llegar muy lejos, hay que caminar en compañía. Es una evidencia visible cuando nos asomamos a la calle y vemos a tantas personas que han incorporado el deporte a su vida ordinaria y corren unas hora cada día. No solemos verlos en grupo. Se corre solo; incluso si se corre al lado de otros, en el fondo se corre solo.

Es una hermosa simbología de la vida misma. De la realidad de comunidades e instituciones formadas por personas. Es una referencia de la importancia del trabajo en común, del trabajo en equipo. Seguro que es más lento, pero también es seguro que será de largo recorrido. Las guerras no las han ganado los francotiradores. Han realizado su labor y, sin duda es importante, pero en cualquier ejército hasta quien limpia letrinas es necesario para la victoria. Alguna vez hemos hablado de la importancia del utillero en los equipos de todas esas estrellas. Un equipo es grupo humano que coordina su esfuerzo en orden a un fin compartido.

¿A dónde quiero llegar con estas referencias de vinculaciones y asociaciones con un fin compartido? El Papa Francisco ha escrito una carta encíclica con un mensaje muy potente: todos los seres humanos somos hermanos. Fratelli Tutti, es su título. Esta consideración apela a ser familia. Los hermanos son miembros de la familia. Y esta realidad es de largo recorrido. En un mundo en el que quepamos todos, que tome conciencia de ser «familia», hay que compartir camino.

Lo hemos visto recientemente en medio de la crisis sanitaria de la covid-19. Es necesario que toda la humanidad alcance la inmunidad. No basta con que en nuestro país estemos todos vacunados si detrás de las fronteras hay lagunas que generen cepas nuevas. Los virus no entienden de regularizaciones de ciudadanía. La salud es un objetivo en el que debemos caminar juntos, hacer camino compartido la humanidad entera.

Pero aún hay más: por si esta imagen de fraternidad, fundamento de una buena convivencia internacional, fuese poco, Francisco nos a convocado a todos a participar en una experiencia de reflexión y participación sobre la sinodalidad. ¿Qué es un Sínodo? Una reunión para deliberar y asesorar. Pero, en esta ocasión, ha querido escuchar a todos. Y ha realizado una consulta y trabajo participativo en el que cabemos todos. Incluso quienes no se sientan o no sean católicos.

Sin-odo, caminando con otros, debe ser identitario para la Iglesia. Como en las grandes vueltas ciclistas: hace falta quien vaya delante revisando las carreteras y vías por las que circulará el pelotón, pero hace falta el coche escoba que recoja a los rotos y heridos de la etapa. Así es; carismas distintos, dones y talentos diferentes, en una espiritualidad de pertenencia y comunión.

Ayer se inició la etapa diocesana de este camino compartido. Y todos tenemos algo que aportar. Incluso la crítica es necesaria para la corrección personal. El Papa las quiere escuchar con atención y, para muchos que opinamos, estas críticas pueden ser una contribución mayor y mejor que muchos elogios envueltos en incienso perfumado.

En este suelo en el que andamos todos es inevitable compartir camino.

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