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Alfonso González Jerez

Pleno del Parlamento de Canarias

Alfonso González Jerez

Vuelta a la desquiciada normalidad

Torres es un líder excepcional capaz de enfrentarse con cualquier adversidad, temido por igual en Marvel y en DC Comic

Ayer, en la segunda y prolongada sesión plenaria, las cosas volvieron a la habitual y desquiciada normalidad en el Parlamento de Canarias. Es decir que, con algunos énfasis dramáticos de origen vulcanológico, se desarrolló el guión del equipo médico habitual:

a) Este Gobierno quizás sea mejorable, pero solo bajo intervención divina.

b) El presidente del Gobierno es un líder excepcional capaz de enfrentarse con cualquier adversidad, temido por igual en Marvel y en DC Comic. Algunos afirman que su kriptonita es el chorizo de Teror, pero son maliciosos rumores que probablemente provienen de CC, al igual que supuestas denominaciones como Supermaúro o Pardelaman.

c) Si algo marcha mal la culpa es de Coalición Canaria durante los próximos treinta años. Luego ya se verá.

Lo de la herencia recibida, un recurso político y retórico virtualmente interminable, siempre es una ocurrencia selectiva. Ayer, por ejemplo, todos los portavoces parlamentarios insistieron en «la relevancia de la ciencia» para afrontar con éxito emergencias como la erupción del volcán de Cumbre Vieja. Y ciertamente –como me apuntó un amigo tuitero– «existe en Canarias un sistema estructural de vigilancia, alerta y activación operacional en torno a la gestión de las emergencias por vulcanismo y se dispone de elementos de alerta temprana que permiten detectar con la suficiente antelación las posibles erupciones». El Pevolca, por ejemplo, se aprobó en 2005, pero fue actualizado utilizando la experiencia de episodios volcánicos en 2004 en Tenerife y en 2011-12 en El Hierro. Ha sido una espléndida labor organizativa fruto de una colaboración entre los sucesivos gobiernos españoles y canarios en los últimos dieciséis años, poniendo ambos capital financiero y capital científico en el esfuerzo. Sin embargo, uno escucha a señores más o menos ociosos como Manuel Marrero o Luis Campos y parece que los científicos estaban por ahí en espera de una erupción, triscando entre volcanes y tuneras, y que el Pevolca lo encontraron debajo de una pitera. Los dispositivos de emergencia, los protocolos de seguridad, la inversión en equipos tecnológicos, la aportación de organismos estatales y de las universidades canarias son también herencia recibida de gobiernos conservadores, socialistas y nacionalistas. Ese legado político, normativo y científico, en efecto, ha salvado vidas en La Palma, y conviene no olvidarlo. La pueril obsesión adanista ya empieza a pesar demasiado en este Gobierno.

Pablo Rodríguez le preguntó al presidente del Gobierno por la multiplicación de la llegada de migrantes en las costas canarias, Torres, que quería quitarse el asunto de encima, algo que se repite mucho en las preguntas orales en los últimos meses, insistió de nuevo en que la competencia del Ejecutivo regional se limitaba a los menores no acompañados, y que su gobierno ha abierto 43 recursos en las islas para atenderlos. «Cuando llegamos había cero». Este es otro de los mantras más queridos del Gobierno. Cuando no se producen oleadas de migrantes, ¿hay que mantener abiertos 43 recursos? ¿Y los que han puesto en funcionamiento, en el pasado mediato e inmediato, los ayuntamientos isleños? Pero Torres tenía prisa, aunque fuera para responder a una pregunta de su señoría Manuel Marrero, que más bien le solicitaba una «valoración» sobre la importancia de la ciencia en relación con la crisis volcánica de La Palma. Marrero casi respondió a su pregunta en lugar del presidente, subrayando que la ciencia era muy importante. Pero importante de verdad y no por casualidad. Después llegó Casimiro Curbelo que consiguió salir cinco minutos de su móvil para preguntar cómo iba la transferencia de las competencias en costas que, por supuesto, van divinamente, como hace seis meses. María Australia Navarro, incorpórea lideresa del PP, llegó arrastrando a los pobres de sus harapos. «Hay un 49% más de pobreza severa que en 2019 y 673.000 canarios que malviven con menos de 300 euros al mes». Navarro repitió inútilmente su jaculatoria de intervenciones anteriores, como que más de 300.000 isleños que cumplían los requisitos se han quedado sin ingreso mínimo vital. No es que los datos sean falsos pero como provienen de la portavoz del PP por algún extraño motivo pierden legitimidad y no merecen más que el mohín de desprecio que desde su escaño les brindó Nira Fierro. Torres salió con lo de los ERTE, cómo se ha conservado en las islas miles y miles de puestos de trabajo gracias a los ERTE, un mecanismo que, todo sea dicho, incluyó Fátima Báñez en esa reforma laboral de 2012 que tanto el PSOE como Unidas Podemos se comprometieron a derogar y que ahí sigue, tan campante.

En fin, lo más sustancial de la jornada fue la comparencia de Torres (a petición propia) para informar sobre la desbordante crisis palmera, en la que modestamente un servidor no sacó nada nuevo en claro. Los piropos al presidente llegaron al paroxismo. «Usted ha estado sobre la crisis desde el minuto cero», exhaló Casimiro Curbelo. Desgraciadamente la ausencia de Carl Sagan en el salón de plenos impidió conceptualizar con precisión qué es el minuto cero en la cosmología curbeliana. Si la cosa sigue así en el próximo pleno alguien de la mayoría afirmará que Torres llegó a La Palma cinco minutos antes de la erupción, pero sin capa, porque es modesto. Marrero, en nombre de Podemos, insistió en la importancia de la ciencia y elogió calurosamente la colaboración entre las instituciones públicas, gracias a lo cual, por poner un ejemplo, «no ha quedado nadie a la intemperie». Luis Campos quiso hacer un «reconocimiento» a la sociedad palmera, y felicitó prácticamente a todo el mundo, gracias a lo cual también pudo elogiar el papel del vicepresidente y consejero de Hacienda, don Román Rodríguez, que es el presidente y fundador de su partido, Nueva Canarias. Es posible que la inmensa mayoría de las intervenciones de Campos sean farfolla pero siempre resulta fascinante su elegancia gestual y, sobre todo, la impecable coreografía de sus manitas. Qué bien mueve las manos su señoría Campos en la tribuna. Baila con ellas como Nureyev interpretaba El Lago de los Cisnes. El PP se mostró cejijunto y colaborativo. Nayra Alemán, la portavoz socialista que toma pocas veces la palabra en los plenos evidenció sus sólidas razones para refugiarse en el mutismo. Se limitó a desarrollar una relación de declaraciones y decisiones del Gobierno en las últimas tres semanas. Algunos diputados socialistas son demasiado jóvenes, o demasiado inexpertos, para entender que un diputado es portavoz de su grupo parlamentario, no del Ejecutivo. En realidad lo que cabía demandar de los grupos no era solo un análisis de la situación, sino la aportaciones de propuestas y sugerencia en la gestión de la crisis, y eso no lo hizo nadie rigurosamente. Solo Nieves Lady Barreto, exalcaldesa de Mazo y líder de la CC palmera, hizo algo parecido, proponiendo fórmulas consorciales o exigiendo que la valoración de las casas y fincas destruidas se haga no sobre su valor en castastro, sino sobre su valor de mercado. El pleno no terminó hasta pasadas las tres de la tarde y puede aventurarse, incluso, que algún diputado llegó a tener hambre y todo al levantarse la sesión.

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