eldia.es

eldia.es

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Y si fuera aquí

Esta historia se sitúa en un archipiélago al sur de un país nórdico, quizás Suecia o Noruega. Sucedió que en una de sus islas se produjo la erupción de un volcán que sepultó las casas, aniquilando la forma de subsistencia de la mayoría de sus habitantes. Los ciudadanos de esta región tan sensible al grave impacto que provocaba cualquier suceso en su economía enseguida comprendieron que debían ayudar a sus paisanos. Entendieron que los impuestos que pagaban, anualmente, debían dirigirse, de forma urgente, a ayudar a estos isleños. Y entonces, exigieron con firmeza a su gobierno, formado por una coalición de partidos progresistas, que movilizarán una pequeña parte de sus impuestos para construir las casas de 750 familias afectadas. Y le dieron al gobierno regional, un plazo de diez días para que anunciara esta medida y mientras tanto, esperaron, con sus votos en las manos, hasta comprobar que pasaba. A los diez días de escuchar este clamor popular, el gobierno, que defendía los principios de solidaridad y sostenibilidad, no lo dudó y decidió valientemente, que además iban a promover un proyecto que fuera ejemplo de sus políticas en el mundo entero. Para ello decidieron convocar un concurso internacional invitando a los mejores arquitectos de esas islas y del resto del mundo, para que diseñaran las 750 casas de esos habitantes, basándose en criterios de eficiencia energética y sostenibilidad, incluyendo elementos arquitectónicos integrados en el asombroso paisaje del territorio. Una apuesta original y transformadora que se convertiría en referente de liderazgo e innovación y que esa isla tanto merecía, tras la devastación producida por el volcán.

Al mismo tiempo, la sociedad civil del archipiélago (organizaciones sociales, empresariales, sindicatos, etc.) se movilizaron, como nunca había ocurrido antes, para promover dos acciones que ayudarían a sus conciudadanos. Por un lado, buscaron a las cinco aseguradoras que tenían las pólizas de las 750 casas sepultadas y les solicitaron que en un plazo de 10 días manifestasen cuales iban a ser las cuantías de las indemnizaciones para cada propietario. Y los ciudadanos esperaron con sus propias pólizas en las manos para saber que pasaba. A los diez días, las aseguradoras concedieron la mayor indemnización conocida en la historia de este singular archipiélago.

Por otro lado, la sociedad civil sabía que debían facilitar el desarrollo de un nuevo modo de vida a estos ciudadanos, y decidieron que ellos mismos fuesen ejemplo de solidaridad, por lo que lanzaron un reto: convertir ese volcán en una oportunidad única para los habitantes de la isla. Para tal fin, se pusieron en contacto con uno de los arquitectos más importantes de la época, quizás fue Norman Foster, Herzog & de Meuron, o puede que algún arquitecto local de gran talento, y le pidieron construir el mejor centro de interpretación de volcanes existente además de plantear una intervención en el territorio mediante la que se ofrecería la experiencia de visitar un malpaís formado por la lava al enfriarse, o disfrutar de actividades acuáticas y de ocio, en el nuevo terreno ganado al mar. Pero el reto no sólo consistía en esa propuesta concreta, sino que iba más allá, llegando al compromiso de hacer una colecta, entre todos los ciudadanos de las islas, con la condición de que el gobierno del archipiélago aportase la misma cantidad que la recaudada y hacer posible esa intervención artística en las zonas cubiertas de lava. Cada ciudadano puso lo equivalente a 10€, en la moneda de ese país, pero además invitaron a las empresas implantadas en este territorio a que hicieran sus aportaciones. Y les dieron diez días para que decidiesen al respecto y lo hicieran público. Y entonces, los ciudadanos esperaron, con sus carteras en las manos, para saber que pasaba. Por primera vez, no sólo las empresas locales, sino las multinacionales que estaban en las islas aportaron dinero y el Centro de Interpretación y Experiencia Volcánica fue una realidad, generando muchos puestos de trabajo, desde su puesta en marcha hasta la gestión posterior, pero no solo eso, sino garantizando, además, con los beneficios obtenidos, la mejora en las condiciones de vida de los habitantes de esas 750 casas durante los siguientes veinte años.

Y si fuese aquí…

Compartir el artículo

stats