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José María Lizundia

El ‘ente’ Polisario sin territorio, pero con aguas territoriales

La sentencia del Tribunal de la Unión Europea anula los acuerdos comerciales de pesca y agricultura (Sáhara) entre Marruecos y la Unión Europea, demostrando una vez más el anquilosamiento y petrificación de la legislación internacional emanada de Naciones Unidas. Reguladora de un mundo que fue y que la propia Historia se encargó de engullir, sin permitir al menos ingurgitar como el ganado vacuno. Hasta donde he leído el argumentario, las razones que esgrimió el Consejo de Europa frente al ente Polisario, se apoya en la realidad de las cosas, en las razones del presente, en criterios de justicia material y realidad social; por el contrario el ente (político militar) Polisario se encastilla en 1960 (resolución 1514) y los 17 Territorios No Autónomos, cuyo listado decreció con el correr del tiempo. Entonces se asistía al proceso histórico de descolonización (tras la II Guerra Mundial), la división en bloques del mundo, el Movimiento de Países no Alineados. Este fue el contexto que determinó resoluciones y principios, en ellos yacía su espíritu y contexto de presente historicidad.

Cuando el alto el fuego del Ente de Tinduf y Marruecos, el contencioso pasó de la Asamblea General, donde dormita la resolución 1514 de 1960, y la lista de los Territorios No Autónomos -que ninguno quiere dejar de serlo hoy: así el último, Nueva Caledonia- al Consejo de Seguridad. Desde 2007 el Consejo de Seguridad, el órgano que arbitra el fluir natural del conflicto, no se refiere para nada al «derecho de autodeterminación», sino a una «solución justa, duradera y mutuamente aceptada», que sustituye aquel derecho. El acto originario de constitución política no es algo previo a cualquier actuar, sino algo de futuro a alcanzar. Luego ninguna materia, como los recursos naturales, pueden sustraerse a las nuevas directrices internacionales, y espigar determinados efectos/recursos retroactivamente. El adagio jurídico es: «Quien puede lo más, puede lo menos», y no «quien no puede lo más, pueda lo menos (meras consecuencias)».

Tras la citada sentencia el concepto de nación, que radica en la posesión efectiva de un territorio y una población, pudiera ahora simbolizarse o hacerse virtual, por títulos, cuotas ideales, derechos no materializables ni ejercitables, que es lo que le habría conferido al Polisario, apegada a la letra muerta de ley caduca, sin mundo que la pueda modular para conferirle significado y sentido. Es vergonzoso considerar a un movimiento militar totalitario, violador sistemático de los derechos humanos con legitimidad (a lo más, una parte menor) en la representación del todo. Ahora creo que nada cabe esperar de NNUU y todo de la diplomacia entre las naciones y la realidad viva.

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