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Veletas

ELo políticos actuales, tanto a nivel estatal, como local, insular o autonómico, no tienen nada que ver, con aquellos de la Transición española, que demostraron en su quehacer público, señorío, saber estar, comprensión, diálogo, prudencia y sobre todo, apostar por el consenso, demostrando una querencia a nuestro país, por encima de personalismos, egocentrismos, intereses partidistas o ideológicos. Ahora lo que padecemos, son algunos que tienen algo de fundamento, desgraciadamente pocos y por otro lado, una gran mayoría, que son unos verdaderos cachanchanes, puros sueldólogos, que viven exclusivamente de lo público, porque en la vida privada, no tienen ningún quehacer laboral. Se da el caso que la primera vez que han cotizado a la Seguridad Social, ha sido cuando han ocupado un cargo en cualquier institución gubernativa. Por eso, cuando llega la época de hacer las listas electorales, hay guerras intestinas, ruidos de sables o traiciones rocambolescas en todos los partidos políticos, para colocarse en puestos de salida, ya que eso implica asegurar un sueldo, por cierto, bastante goloso, durante cuarto años. Se han criado desde jóvenes, como burócratas del partido o fiel y ciego seguidor del líder correspondiente, que después los recompensa con algún puestito muy agradecido.

Podríamos aplicar lo que dice aquel refrán antiquísimo, “de aquellos polvos, estos lodos”, que viene a significar una advertencia, para indicar que las cosas que pasan en el presente, malas o buenas, suelen ser una consecuencia directa de algo que se hizo, dijo u ocurrió en el pasado. Es decir, lo que está sucediendo en Tenerife, tiene su origen en esa idiosincrasia de nuestros representantes públicos, explicada al comienzo del este artículo. No sale ni se construye casi nada, porque la eficiencia va aparejada a la preparación y formación del que tiene que gestionar la cosa pública. Ocupar los cargos, por cuotas de islas, partidos, sensibilidades o corrientes internas de las organizaciones políticas, lleva aparejada la torpeza ejecutiva. Ejemplos hay muchos, con nombres y apellidos, conocidos, que se suceden diariamente.

Los morados de Podemos, representantes genuinos de la casta que venían a derribar y que se la han apropiado, han pasado a ser, el pretérito perfecto simple del indicativo del verbo poder, por lo que ahora se les puede denominar Pudimos, porque entre lo que decían y lo que han hecho, hay un trecho incapaz de comprender. Resulta que hace poco tiempo, eran partidarios de crear una línea aérea pública canaria, porque su única preocupación era la conectividad del Archipiélago con el exterior, pero ahora, se niegan a que se construya una nueva terminal de ultima generación en el Aeropuerto del Sur. Será que sus entendederas no dan para más y piensan que los aviones pueden aterrizar en sus carriles bici y los pasajeros ser atendidos en los bancos de los parques o en la tienda de la esquina. No es una incongruencia, es sencillamente la confusión ideológica en que viven.

También es alucinante, el cambio de postura de Coalición Canaria en cuanto a la construcción del Puerto de Fonsalía, fue de ese partido de quien nació la idea y los primeros estudios al respecto, han estado gobernando la isla durante tres décadas y no hicieron nada para avanzar en la vertebración portuaria provincial, igualito que, en carreteras, dejando a Tenerife, colapsada, atascada e inmovilizada. Ahora se han convertido en los noistas nacionalistas, denominados los nona, junto a sus hermanos de Nueva Canaria. Parece que, en el negacionismo, puede haber un principio de unión del nacionalismo canario.

Mientras tanto los empresarios a lo nuestro, que es invertir, producir, trabajar, crear empleo y potenciar la riqueza social para reconstruir Canarias.

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