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Jorge Bethencourt

el recorte

Jorge Bethencourt

Pinceladas

El volcán de La Palma tiene bocas abiertas por las que brotan cenizas. La política tiene bocazas que hacen lo mismo. La ministra de Turismo, por ejemplo, Reyes Maroto, tiene dos maneras de hablar. Una es leer los textos que le escriben, que duermen hasta a las ovejas. La otra es decir lo que se le ocurre, para que suba el pan. Los último fue que el volcán puede ser «un atractivo turístico» para la Isla. Igual, a medio siglo vista, La Palma es Disneylandia. Pero no es conveniente decirlo cuando la lava está devorando las casas de la gente.

Hay políticos canarios que la han puesto a caer de un burro por esas desafortunadas palabras. Pero que recordarle a la turba macarronésica lo que el presidente dijo en los primeros momentos de desconcierto: «Hay que disfrutar de este espectáculo histórico de la naturaleza» y «la cosa está siendo una fiesta de la naturaleza». Ñooosssss. Vale, lo hemos olvidado, porque el hombre estaba nervioso y algún listo le dijo que había que quitarle importancia a la cosa para no perjudicar al turismo. Lo soltó con la mejor voluntad, pero vaya patinazo, compadre.

Rozando el poste estuvo también la consejera de Turismo, Yaiza Castilla. «La Palma nos ha regalado un momento histórico y nos ha hecho testigos de la inabarcable fuerza de la naturaleza» dijo en la red del pajarito azul. Nada que objetar, pero muy cerca del precipicio. Lo mismo que esta otra frase arriesgada: «creemos que este fenómeno pondrá de nuevo en valor la esencia volcánica de nuestras islas ante los ojos de nuestr@s turistas». Ay, ay. No siempre tiene uno que tener el grifo abierto. Si la «esencia volcánica» nos está jodiendo vivos ahora mismo ¿no sería mejor un prudente silencio?

De momento las autoridades han llevado a las familias desalojadas a hoteles de la isla, para que no les critiquen los radicales en las redes sociales. Pero lo mejor estaba al final de la semana. El vicepresidente del Gobierno canario se vino arriba y le comió la tostada al presidente Torres a RR le pierde el protagonismo anunciando que el Gobierno de Canarias comprará pisos vacíos para los que han perdido sus hogares bajo la lava.

Perfecto. ¿Y después qué les van a decir a esas miles de familias que llevan años esperando por una casa pública porque el volcán de la vida también les destruyó la posibilidad de tener una?

Esto no ha terminado. En La Palma seguirá cayendo ceniza.

Dice Asier Antona, senador palmero bilbaíno del PP: «Ahora llega el momento de que los que tenemos responsabilidades políticas demos ejemplo». ¿Está anunciando Antona que todos los diputados, senadores, ministros, alcaldes, concejales y otras hierbas del frondoso jardín, van a subir hasta la cresta del cráter y sacrificarse al dios del volcán? No se hagan ilusiones, no nos caerá esa breva de las higueras palmeras. Y hablando de cráteres… Aseguran una y otra vez que los expertos vulcanólogos acertaron porque sabían que iba a surgir un volcán. No es por quitarles mérito, que dios me libre, a los satélites y sismógrafos, pero los peces llevaban un mes sin comer, según los pescadores de la zona. Los perros estaban aullando la madrugada del domingo, antes de la erupción. Y a la gente se le movían los empastes de las muelas con los terremotos que sacudían sus casas todos los días. Pensar que iba a surgir un volcán no era ese tipo de deducción para la que se necesita ser una especie de Sherlock Holmes.

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