El último fin de semana, en una sesión pública marcada por la solemnidad y la emoción, El Paso reconoció como Hijo Predilecto al doctor Jorge Luis Lozano Hernández, catedrático que fue de Teoría de la Comunicación de la Universidad Complutense, y sus hijos recogieron el pergamino acreditativo del nombramiento que, por unanimidad, le concedieron los partidos con representación en la ciudad natal del ilustre semiólogo.
Celebrado en el Aula de Cultura y dentro de las normas de seguridad que rigen el tiempo triste de la pandemia, tras la lectura del expediente abierto el 29 de abril, en la primera sesión plenaria celebrada tras su muerte, a causa del Covid 19, intervinieron los portavoces políticos que resaltaron distintos aspectos de su biografía y de los méritos intelectuales que le convirtieron en una figura indiscutible de la cultura española.
Tomás y Carla Lozano Arce, los hijos del homenajeado, relataron con emotiva lucidez los nortes éticos y culturales del doctor Lozano Hernández, su profunda vinculación con una isla que, en su medida, reflejó cabalmente los ciclos históricos de occidente y que, a través de sus naturales – que nunca perdieron la relación con sus orígenes – extendió su protagonismo más allá de su geografía. Asimismo recordaron que, en la frontera de su jubilación docente había planteado varios proyectos culturales con la Isla de La Palma y su cultura como protagonistas. También intervino, con un emotivo episodio de la Vida de San Agustín, Argensola Hernández de Lozano, madre del profesor.
El acto contó con una amplia representación de familiares y amigos insulares, a la que se sumó un amplio e ilustre grupo de profesores y artistas del círculo del profesor Lozano Hernández, colegas de la docencia universitaria, especialistas en la disciplina a la que consagró su vida, compañeros de recorrido en la emblemática Revista de Occidente, fundada por José Ortega y Gasset en la opresiva posguerra, desplazados desde distintos lugares; escritores, plásticos y cineastas con los compartió tareas y tertulias y, en suma, una heterogénea y brillante peña de amigos que, como tales, actuaron siempre con la libertad de ser, en cada momento, ellos mismos y, ahora y por derecho, sus entrañables albaceas intelectuales.
Sergio Javier Rodríguez hizo un ajustado retrato del paisano y del intelectual pionero en una ciencia derivada de la filosofía que interpreta los sistemas de comunicación de los grupos humanos y que, en el marco de la globalización, exige ímprobos esfuerzos de investigación y creatividad en la lectura de sus vivos y cambiantessignos. Calificó al profesor Lozano Hernández como un isleño ejemplar por su voluntariosa e incansable carrera de fondo y anunció la creación de una biblioteca especializada en la disciplina a la que había consagrado su vida.
