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Francisco Pomares

Zerolo, de nuevo

Al ex alcalde Zerolo, lo ha citado el Juzgado de Instrucción Número 3 de Santa Cruz de Tenerife, para que explique qué hizo en el Consejo de Administración de Emmasa, del que formaba parte como alcalde chicharrero, cuando apoyó devolver los 59 millones que había pagado Sacyr-Vallehermoso al Ayuntamiento, como canon por el uso de infraestructuras de la empresa. A Zerolo le toca acudir al juzgado en calidad de investigado, junto al que fuera consejero delegado de Emmasa, Pablo Abril Martorell, acusados ambos de prevaricación y malversación de fondos públicos, como resultado de una denuncia presentada in extremis, cuando el delito estaba a punto de quedar prescrito. Según esa denuncia, Zerolo y Abril Martorell acordaron la devolución –considerada ilegal por los denunciantes, y reclamada hoy por el actual Ayuntamiento- de lo que había pagado Sacyr-Vallehermoso, propietaria de Emmasa tras su venta por el consistorio. Los denunciantes –los concejales Ramón Trujillo y Dolores Espinosa- calificaron en su momento este caso como «más grave que Las Teresitas», dado que el dinero que se dejó de pagar fue más de lo que supuso para las arcas municipales toda la operación de compra municipal del frente de la playa chicharrera.

Cuando concluya este procedimiento, apoyado con cierta demora por la fiscalía, se cerrará probablemente la última investigación ya posible sobre la etapa de Zerolo al frente de la alcaldía santacrucera: Zerolo fue alcalde durante 16 años, y fue considerado el político con más futuro para asumir el liderazgo tinerfeño, tras ganar tres mayorías municipales –gracias al voto de miles de chicharreros- incluso con el ‘caso Teresitas’ ya judicializado, con la compraventa del frente de playa suspendida por el Supremo, o después de haber sido implicado en el caso ‘Fórum Filatélico’. Hoy, cumple prisión en Tenerife II, celosamente protegido por un par de reclusos, y recibiendo sólo a personas muy próximas. Zerolo se encuentra hoy muy alejado de su antiguo partido, que le sustituyó por el actual alcalde, José Bermúdez, e inició una depuración de concejales y funcionarios de su cuerda implicados en la operación, aunque la Justicia no los considerara directamente responsables de la malversación. Después de dos años y medio de reclusión, es probable que Zerolo no sea del todo consciente de que el Tenerife actual no es el mismo de la etapa en la que el gobernaba la ciudad cuando estalló el escándalo de Las Teresitas, destapado en Tenerife por un pequeño periódico que publicó la denuncia de ‘Ínsula Viable’. El poder empresarial no se concentra hoy en las mismas pocas manos de antes –los dos empresarios más conocidos de la isla le acompañaron, por cierto, a prisión-, los bancos actúan hoy al margen de la presión política local, y la creciente ola de rechazo, vigilancia y denuncia de las prácticas de corrupción han logrado más controles en el gasto público. Un ‘pelotazo’ como el de Las Teresitas, o la decisión de devolver el canon de ‘Emmasa’ a Sacyr sería hoy más difícil.

Pero el caso que hizo famoso a Zerolo no se cerró del todo: nunca se encontró el dinero que habría cobrado por Las Teresitas, aunque en medios policiales se sigue creyendo que lo puso en manos de su más conocido testaferro, y que el dinero se invirtió –con su personal concurso- en la creación y compra de varios medios de comunicación, con cuya ayuda esperaba presionar para evitar su condena o reducirla. No lo logró, porque a veces el dinero no basta para conseguir todo lo que se quiere. Aunque a veces sirve para pagar alguna venganza.

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