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Gerardo Pérez Sánchez

crítica de cine

Gerardo Pérez Sánchez

Terror sin sustancia

Un fotograma de la película. eldia.es

James Wan es un cineasta especializado en los géneros de acción y terror. Nacido en Malasia pero nacionalizado australiano, se halla detrás de las sagas Saw, Expediente Warren e Insidious, con puntuales aportaciones a otras como Fast & Furious. A lo largo de su carrera ha rodado algunos largometrajes interesantes aunque, al contemplar su filmografía en conjunto, no puedo evitar percibir la artificialidad de su arte. Reconozco que la modalidad cinematográfica que los anglosajones denominan horror resulta muy específica y, para quienes no nos consideramos grandes aficionados a la misma, tiende a parecernos repetitiva y con escasa sustancia. Wan se manifiesta como un creador centrado en la imagen, si bien a costa de despreocuparse de esa parte creativa de los personajes y la trama. Constituye uno de los máximos exponentes de un tipo de cine más próximo al entretenimiento asociado a los videojuegos que al del Séptimo Arte.

Por ello, tampoco procede descartar que los amantes del género alcancen un nivel de diversión y esparcimiento que colme sus expectativas, razón en principio suficiente para reconocer al realizador ciertos méritos, además de una incuestionable habilidad técnica. Sin embargo, para quienes amamos el cine en su visión más global, la propuesta de Wan se nos queda pequeña. La tensión e intriga que ofrece, por elaboradas que se presenten desde un punto de vista visual, no dejan de ser simples cuando se analizan el guion y los protagonistas. Por lo que a mí respecta, a los pocos minutos me desconecté de una historia, a mi juicio, previsible, demasiado reiterativa y carente de un mínimo de originalidad cinematográfica y credibilidad artística.

La película cuenta las desventuras de Madison, una mujer que sufre unas macabras pesadillas que la dejan paralizada y aterrada, impidiéndole conciliar el sueño. No obstante, lo más grave se produce cuando termina descubriendo que dichos sueños se traducen en hechos de la vida real, agravando así su miedo y su desesperación.

Estas producciones disponen de un bajo presupuesto que, curiosamente, se rentabiliza de manera positiva en taquilla, hasta el punto de que ya no hace falta estrenar el fin de semana de Halloween para lograr buenos resultados. De ahí que las obras de James Wan sean tantas, con apenas 44 años, y que se esté convirtiendo en un referente para numerosos seguidores a la búsqueda permanente de estas propuestas. Cabe destacar que impregna casi cada plano de una potencia atrayente y colorida. Asimismo, maneja con destreza los tiempos narrativos de la tensión y el suspense, de modo que su público a menudo se deja arrastrar por ese laberinto de sustos. En resumen, un envoltorio excesivo, gran cantidad de adornos y abundantes trucos de magia, pero parca enjundia en cuanto a la dirección de actores y al contenido del relato. Una simpleza muy bien condimentada.

Como miembro del elenco figura Annabelle Wallis, vista en otros títulos ideados por Wan, entre ellos dos de las entregas de Annabelle, así como en La momia, que protagonizó Tom Cruise, o X-Men: Primera generación. También participan Jacqueline McKenzie (El maestro del agua, Deep Blue Sea) e Ingrid Bisu (Expediente Warren: Obligado por el demonio, La monja).

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