El Parlamento de Canarias en pleno -y de forma unánime, como estaba previsto-, aprobó ayer viernes dos propuestas de sendos recursos de inconstitucionalidad, contra la ley sobre el fraude fiscal, y el real decreto de fiscalidad energética, porque su aprobación se produjo incumpliendo lo establecido en el Estatuto y el REF canario. La Mesa había decidido el pasado mes de julio –y también por unanimidad- el procedimiento para la votación de los recursos en el primer pleno de este nuevo periodo de sesiones. Por eso, con tanta unanimidad, la sesión tenía que resultar bastante aburrida, pero la diputada Vidina Espino la lío en su intervención, que aprovechó para protagonizar una apasionada defensa de las bondades del REF.

Espino contó que en sus años de niñez, en su casa del Carrizal, se aseaban a veces con baldes y palanganas, porque no llegaba todos los días el agua corriente, y que gracias al REF y a las subvenciones a la desalación, esa práctica tradicional en los secos sures grancanarios y las islas de Lanzarote y Fuerteventura ya no es necesaria. «Para mí, el REF es que haya agua corriente» –dijo- «y poder estudiar fuera de Canarias», gracias a las subvenciones al transporte, y así siguió con un completo catálogo de problemas y carencias que el REF – «junto al Estatuto, la Ley más importante de Canarias»- había ayudado a resolver.

Le quedó muy inspirado, despertando incluso algún tímido aplauso en los bancos de otros grupos, una práctica extinguida hace años en un Parlamento en el que sólo se aplaude a los correligionarios o a los socios. Una clara demostración de que el adversario jamás, jamás, jamás, tiene razón o dice algo que merezca la pena. Al grano: la mención al baño de la diputada con balde y palangana, provocó ayer más comentarios de pasillo entre los diputados que entre las diputadas. Pero dije antes que Espino la lío, y eso es exactamente lo que hizo: previamente a recordar sus abluciones infantiles, la ex de Ciudadanos había aprovechado también –como de paso- para recordar en plan aviso a navegantes a Sus Señorías de Nueva Canarias y Podemos –sus dos grupos antagonistas- que a ella no la silencian en el Parlamento ni haciéndole una ahogadilla en la palangana, y que quien lo intente, se enfrentara a una demanda en los tribunales por prevaricación.

Espino se refería a la solicitud formulada por Nueva Canarias y Podemos de un informe al Consejo Consultivo, para determinar si –en contra de lo establecido en el Reglamento del Parlamento- debe aplicarse a la diputada el ‘pacto antitransfuguismo’ suscrito por varios de los grandes partidos nacionales, retirándole sus privilegios parlamentarios, entre ellos los de participar en varias comisiones, o seguir formando parte del Grupo Mixto. Lo que vino después se movió del patetismo al ridículo: con Román Rodríguez asegurando a gritos desde su escaño que él no quería silenciar a la diputada, intervino la nacionalista de izquierdas, Esther González para responsabilizarse: «¡¡He sido yo, he sido yo!!», gritaba dándose golpes en el pecho desde la tribuna. Siguió un buen rato de acusaciones mutuas de transfuguismo, en el que Espino recordó que lo que hicieron Román y los suyos al abandonar Coalición para montar Nueva Canarias sin renunciar a sus actas, se tipificaría hoy de transfuguismo. La unanimidad del día se esfumó por completo.

Hay que decir que Ángel Víctor Torres siguió todo el lance con cara de divertirse mucho. Será porque él es de Arucas, y en Arucas nadie sufre problemas de agua: seguro que él no se bañó nunca con un balde o en una palangana. A lo peor por eso tardó tanto el PSOE en sumarse a la unanimidad en defensa el REF.