La vicepresidenta del Parlament balear estaba recorriendo el Camino de Santiago cuando descubrió que un individuo la seguía masturbándose. Gloria Santiago ha escrito en Twitter que corrió aterrorizada por un barrizal. Que nunca ha pasado más miedo en su vida. Zahara cuenta en una canción que lleva las llaves en la mano y finge que habla con su hermano mientras acelera el paso. Hablar por el móvil cuando vas de noche por una calle desierta o te cruzas con desconocidos. Cigarros encendidos a modo de improvisadas armas defensivas, como las llaves de punta en la mano cerrada, por si se cruza algún cafre con ganas de destrozarte la vida. Mirar hacia atrás con el corazón disparado por un ruido o porque un coche aminora su marcha. Pasan los años, las décadas, pero hay cosas que no cambian. El miedo de las mujeres, la inseguridad, la presencia amenazante de energúmenos que se creen con derecho a agredir y a violentar, depredadores que buscan a sus presas como si las calles, los caminos, fueran junglas. Todas hemos vivido experiencias similares o peores, y como son tan habituales, las hemos normalizado desde que somos pequeñas. Igual que nuestras madres, abuelas, bisabuelas... y nuestras hijas y nietas. Lo bueno es que ahora las redes e internet permiten compartir estos episodios, denunciarlos y que muchas mujeres nos reconozcamos en ellos y expresemos nuestra rabia e indignación. No queremos vivir con miedo a los salvajes, sino acabar con ellos de una vez.