En el año 2009, con la gran crisis, el déficit público de España se disparó por encima del 11% y aunque solemos culpar al pobre Zapatero –que se despalilló el dinero en primas de natalidad y planes de obras inútiles– el verdadero problema fue que se hundió la recaudación fiscal. Más de la mitad del agujero de ese año fue consecuencia de la caída de los ingresos fiscales y cotizaciones sociales. El pufo llegó a los 72.500 millones de euros. Luego llegó Rajoy y deslomó a las clases medias con una subida de impuestos sin precedentes –más de veinte mil millones– para «salvar España». Y la salvó, aunque fuera a costa de una gran mayoría de españoles.
En esta crisis, el Gobierno ya viene llorado de casa. El año pasado el PIB de España cayó por encima de los once puntos, pero la recaudación fiscal solo mermó en un 4,9%. ¿Por qué? Ah, criaturas, Porque la presión fiscal (impuestos con respecto al PIB) registró el año pasado el nivel más alto que se ha visto en España. Por encima de los 37 puntos.
La recaudación no bajó porque España se endeudó otra vez por encima de los 10 puntos de PIB (unos ciento treinta mil millones: lo que llevó la deuda pública a un nuevo récord histórico: un billón cuatrocientos mil millones de euros). Nuestros gobernantes decidieron endeudarse más y gastar más para estimular la economía y evitar un desplome total de la demanda interna. Es decir, salvémonos el hoy que ya veremos cómo arreglamos el mañana.
Esta semana el Gobierno de España ha aprobado el techo de gasto para el próximo año. Se ha subido a 196 mil millones. El más alto de nuestra historia. Que para eso están los 25.000 millones de fondos europeos que vamos a recibir. Las reglas que limitan el gasto público seguirán suspendidas por Europa hasta el año 2023. O sea, que seguiremos con la fiesta del gasto. Y esa entrañable amiga de Canarias, la ministra Montero ha anunciado que la recaudación por impuestos va a crecer por encima de cuatro puntos y medio. Agárrense las carteras. Montero cree, además de –tal vez– en la virgen del Rocío, en que España gastará este año “solo” unos cien mil millones más de lo que recaudará y «solo» setenta mil millones el año próximo.
Y mientras el agua sale por la manguera, miremos dentro del tanque. Las previsiones de crecimiento de nuestra economía, hechas por gobierno de la señora Montero para este año, lo situaban en una horquilla de un pesimista 7,2% a un optimista 9,8% por el impacto que tendrían los miles de millones de fondos europeos. Al final se ha desplomado a un 6,5%. Porque ya lo decía Murphy, que si algo puede ir mal seguramente irá mal. Por eso a la ministra de Hacienda, la señora Montero, gran amiga de Canarias, le empiezan a salir canas y a la ministra de Economía, Nadia Calviño, se le arrugó el Salario Mínimo que ha metido en el congelador hasta ver cómo empieza el otoño caliente.