Te digo yo que la gente lo que quiere, mayormente, es hacerse rica. Y que los demás se mueran antes. En estas cavilaciones andaban Casimiro y Román, los porteros del Arca, mientras la cola avanzaba con lentitud, una cadena humana que llegaba desde la playa hasta al monte y viceversa. Y otra cosa te voy a decir, continuaba R: aquí no entra ni Dios sin vacunarse, que para eso somos los responsables gestores del acceso. Bueno, ejem, susurró C, resulta que viene una pibita, sobrina de la prima de un conocido en La Gomera, y ella asegura que ya tuvo el Covid. Bueno, vamos a ver, refunfuñó R, de acuerdo, pero hay que establecer unas pautas claras, que si no se nos echan encima las redes sociales del Arca. Tranqui R, tengo controlados a los podemitas y a los voxantes. Pero tú viste, inquirió R., el desborde de dependientes que quieren salvarse. Increíble, refutó C. No hay manera de que comprendan el significado de la selección natural forzosa, debido a las crisis sanitaria, económica, social y climática. Por no hablar de la organización política del Arca, aseveró R. Eso, eso, transparencia musitó C., el Arca será un ejemplo de la nueva convivencia global, los fondos Next Generation vienen condicionados a que invirtamos todo en I+D+I+i, el Arca digitalizada, sostenible y sanchizadora, hasta que escampe. Cuidado ahí, advirtió C., que se nos rebelan los guanches de Coalición, y que les quede claro que en el Arca no caben nacionalismos de momento. De repente, sonó el comienzo de una folía, para dar paso a un comunicado del hacedor del Arca, AV Torres, que se dirigió a la cola, para anunciarles que se dieran prisa, pues desde su observatorio panorámico se divisaba una oscura nube presagiadora de líneas verticales discontinuas acercándose con fuerza.

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