El pasado sábado asistía a la Junta de la Cooperativa de Agricultores Guanches en Los Sauces (La Palma). Quiero destacar la necesidad que tenemos en Canarias de proteger el asociacionismo agrario como algo básico ante los problemas del mundo rural. Así, de los más de 980 socios de dicha cooperativa –que aglutinan algo más del 14 % de las plataneras de Canarias- asistieron menos del 10%, lo que indica que algo falla en el asunto de la participación.

El cooperativismo es una tabla de salvación para muchos asuntos del sector primario y para muchos de los problemas del campo. Así, tenemos que ver los planteamientos sobre la reducción de las ayudas comunitarias y la pérdida de mercado en la Península ante el auge de la banana, que ya ocupa el 50% del mismo. A eso hay que sumarle la agresividad en la comercialización de las bananas, con precios inferiores a 1 euro en muchos casos, mientras que los plátanos doblan estos precios. Por otra parte, hay que analizar la atomización en la exportación, con más de cien marcas en las cajas como el plátano de Canarias y, lo que es peor, el individualismo que nos caracteriza.

Hay que ver el papel de las grandes cadenas de distribución ante el debilitamiento del sector agrario local, con marcas blancas que despersonalizan los productos de la tierra. Un ejemplo de ello lo tenemos con el queso –en el caso de Benijos o los majoreros– dejándonos sin referencia de la tierra. Lo mismo ocurre con las papas, importándolas del exterior cuando tenemos la producción local por los mismos que vendieron las papas de semilla en diciembre.

Agricultores Guanches es una cooperativa solvente, con implantación entre Fuencaliente y Barlovento, y con más de 24.000 Tm3 de plátanos –de los cuales muchos son ecológicos–, lo que representa el 33% de los agricultores de Coplaca (Cooperativas de Plataneras de Canarias). Cuenta con más de 400 agricultores certificados y unos 150 trabajadores, aproximadamente. Valga como referencia que el empaquetado de Puntallana supera el 30 % de frutas ecológicas.

Plátanos y celemines

Una vez visto los datos de Agricultores Guanches, hemos de destacar que los temas sociales tienen un fondo básico en nuestra agricultura a la hora de hablar de paro y crisis agraria. El celemín (437m2) es una referencia en Los Sauces. Es el paisaje y el paisanaje platanero que mejor expresa las necesidades de las ayudas ante la agresividad de las bananeras, cargadas de insolidaridad social. Los bancales colgados de las laderas de Los Sauces son fruto del trabajo, del sudor y lágrima de muchos campesinos, y son los que producen 25.000 kilos por familia.

Por ello, tenemos razones para entrar en la escuela y en la vida rurales y urbanos en Canarias y defender más solidaridad y compromiso con el campo y los campesinos: turismo, paisajes, identidad, referencia social son aspectos con los que se nos llena la boca pero ¿estamos tratando con el respeto que se merece el campo hoy en Los Sauces y en Canarias?

El economista Juan Nuez señal que cada año vamos perdiendo cuota de mercado en la Península. Hemos pasado de algo más de 10.000 agricultores plataneros cuando entramos en la Unión Europea, a los 6.928 en 2020, pero la producción se ha mantenido en las 400.000 tm3. Es decir, hemos perdido más del 30% de los agricultores del plátano que teníamos antes de ser ‘europeos’.

El problema es que ese descenso viene por la parte más débil, por los pequeños productores que tiran la toalla ante las dificultades y la escasa rentabilidad. La pérdida de los celemines, como ha ocurrido en La Gomera y numerosos puntos del Norte de Tenerife, comienza a despuntar en el Barranco del Agua y empobrece a las familias y el paisaje.

Aquí y ahora apenas se habla de la agricultura familiar, del campo y los campesinos. Y de abonar con elementos de nuestros montes la agricultura y ganadería, de plátanos más ecológicos y menos químicos, de agricultura y naturaleza. Tampoco se habla de la cesta de la compra, ya que todos los días enviamos a la Península desde Canarias 50 frigos –unos 1.000.000 de kilos de plátanos–, ni de los barcos que traen gran parte de los alimentos a los isleños. Seguimos teniendo un déficit de comunicación con nuestros jóvenes ¿entramos en la escuela y en la sociedad y les explicamos y concienciamos de la importancia del campo y los campesinos? ¿Por qué no?

En la Junta no se habló de los agricultores que hacen las cosas bien. Se habló de la comparación de precios con el de enfrente o del sueldo del gerente, pero eso no va a resolver el problema que tenemos. Estamos confundidos porque no hablamos del campo como algo básico en esta tierra. Mi campo, nuestro campo, que se queda sin campesinos, y, lo que es peor, no estamos mirando para las futuras generaciones.

Tenemos la obligación de sembrar campesinos, de concienciar a los niños y niñas de la importancia del campo. La pérdida de más de 3.000 celemineros en estos años es perder parte de la razón social de las ayudas de la Unión Europea y de las ayudas que otorga el Gobierno de España. La agricultura de plantación tiene otra lectura porque, aquí, lo pequeño es grande. Dignifiquemos nuestro paisaje y nuestros celemines y apostemos por una Canarias con más campesinos.