Corría 1953 cuando atracó en el muelle sur de Santa Cruz el Ciudad de Cádiz. Era 17 de septiembre y había finalizado nuestro periplo familiar de algo más de diez años en Jaén. Nos esperaban dos coches, en uno marcharon mi madre, mi hermana Carmen y los pequeños de la casa directamente a La Higuerita, donde residían mis abuelos maternos. En el otro nos dieron una gran vuelta por Santa Cruz, la Plaza de La Candelaria, la de España que estaba preciosa con sus parterres llenos de flores y los bancos debajo de unas pérgolas. La Cruz de los Caídos estaba abierta y desde la cúpula había varias personas divisando la ciudad. Los gigantes presidían la plaza y los edificios colindantes lucían su piedra, Correos, el palacio del Cabildo Insular, el Casino y el Hotel Orotava, donde ahora está el edificio Olimpo. Más arriba, en lo que es el Banco de Santander, estaba la Droguería Espinosa y al lado los Café La Peña y Cuatro Naciones. Eran las 6 de la tarde y en el Restaurante El Casino el bullicio era grande. Había mucha gente por las calles de una bonita y bella capital cosmopolita frente el mar. Lucían preciosas la Plaza Weyler, la del Príncipe, la arboleda del Duque de Santa Elena, el Parque García Sanabria…, por todas partes había gente paseando o disfrutando en las terrazas y bares. Lo que más me llamó la atención fueron los laureles de India.

Nosotros procedíamos de una ciudad más pequeña que La Laguna pero muy acogedora, rodeada de bosques de olivos y un gran castillo que sobresalía en altura. Nuestra mudanza se debió al fallecimiento de nuestro padre, una personalidad en su tierra, jefe de la caja de reclutas y presidente de la Sociedad de Caza y Pesca. Fue un hombre honesto, serio, respetado y muy querido. El fatal desenlace se produjo con apenas 57 años, una conmoción. Se vivía bien en Jaén, teníamos trabajo y éramos apreciados. Pasé mi niñez y juventud rodeado de amigos con los que aún mantengo el contacto tras casi 70 años. Jaén no era una capital de paso, pues su nudo de comunicaciones estaba a más de 30 km. La bañan dos ríos, el Guadalquivir que nace en la Sierra de Cazorla y uno de sus afluentes que pasa muy cerca. Es una provincia rica en frutas y verduras, buen ganado y el pescado llega prácticamente saltando desde Málaga. Su área regional es extensa, con pueblos casi tan grandes como la capital, Úbeda, Baeza, Linares y Martos, donde se produce la mayor cantidad y mejor calidad de aceite de oliva del mundo. Mis recuerdos del lugar y las vivencias es imperecedero.

La tierra acaba tirando, como a aquel soldado licenciado que al desembarcar se lanzó con el petate casi sin esperar a que pusieran la escalerilla y se arrodilló para besar el suelo y gritar: ¡Tierra canaria! Así empezamos una nueva vida, buscando trabajo, arreglando la casa y acomodándonos a la situación sin nuestro protector. Mi madre tenía mucha entereza, pues la realidad era dura, sin su esposo y con la abuela muy malita que duró apenas 6 meses. La casa tenía una gran huerta que producía de todo, mi abuelo la cuidaba con mimo y ayudaba mucho en la alimentación de la extensa prole. Pronto encontramos trabajo en Santa Cruz y también amigos. Desde ese tiempo han pasado muchos años salvando escollos.

Aquí encontré un futuro, me enamoré y formé una gran familia con 6 hijos. Nací en la isla de enfrente, en una batería militar artillera, aunque aquel lugar esté siempre en un rinconcito de mi corazón, mi verdadera tierra es Tenerife. Adoro la ciudad de Santa Cruz y por eso he contribuido a su crecimiento, con labores solidarias en la donación de sangre, la inclusión de nuestros hijos con discapacidades desde Aspronte, apoyo a los pequeños y medianos empresarios desde la Cámara de Comercio y otras asociaciones empresariales, contribuyendo a la actividad cultural desde la ATAO y Amigos de la Zarzuela, actividades deportivas… estas colaboraciones desinteresadas han copado el poco tiempo libre que me quedaba.

Mientras el cuerpo y la cabeza lo permitan seguiré aportando mi granito de arena en favor de los enfermos de diabetes, la asesina silenciosa. Con Dios.

aguayotenerife@gmail.com