Tras la aplastante victoria de Isabel Díaz Ayuso en las elecciones del 4-M en Madrid, el último barómetro nacional de GAD3 para ABC, publicado por los medios propiedad de Vocento, detecta un cambio total en la sociología electoral española. Según el sondeo, si las elecciones se celebraran ahora, el PP obtendría 138 diputados y podría alcanzar la mayoría absoluta para gobernar sumando los 40 de Vox, mientras que el PSOE perdería 17 escaños y Unidas Podemos se hundiría perdiendo más de la mitad de los suyos. Ciudadanos mantendría sólo dos de sus actuales diez diputados, confirmando su camino a la desaparición. Frente a los 182 escaños de la derecha, la izquierda sumaría solo 120, más seis de Más País. A los votos de la izquierda habría que añadir los partidos independentistas y nacionalistas que supondrían 39 diputados, menos de los necesarios para ganar a la derecha.

La publicación del sondeo, realizado por la consultora de Narciso Michavilla, que ha venido cuadrando los resultados en los últimos procesos electorales, ha disparado el pánico en Moncloa, por cuanto lo que apunta el pronóstico supone un cambio de las expectativas de ‘ciclo largo’ con las que ha venido trabajando Sánchez desde la moción de censura contra Mariano Rajoy. En efecto, la ruptura por Sánchez de los consensos tradicionales en la política española (no gobernar con quienes apoyaron en su día al terrorismo etarra, ni con partidos independentistas) permitía aventurar una situación de constante ‘plus’ de votos a Sánchez, que hacía muy difícil que la derecha pudiera llegar a superarlo. La estrategia socialista de fraccionar el voto de la derecha entre el PP, Ciudadanos y Vox, también apuntaba en el sentido de debilitar la representación conservadora en su conjunto. El efecto ‘Ayuso’, y la percepción de que la recuperación por el PP del voto centrista y moderado que representaba Ciudadanos, puede volver dar a la derecha la oportunidad de gobernar, ha venido a dinamitar la estrategia del PSOE para mantenerse en el poder durante tres legislaturas, la legislatura ‘corta’ de la moción de censura, la presente y la próxima. El empuje del PP, que se apropia de todo el voto que pierde Ciudadanos, y de una parte del voto socialista, también bloquea la convocatoria de elecciones anticipadas, la carta en la manga guardada por Pedro Sánchez.

Con los previsibles resultados actuales, Sánchez no adelantará las elecciones, intentará agotar la legislatura hasta el mismo límite de lo posible.

La situación política que se abre, en un país como España, que desde hace ya varias décadas, vive mucho más pendiente de lo que predicen los sondeos que de lo que debiera ser la agenda de lo que afecta o preocupa a los ciudadanos, coloca en posición defensiva a Sánchez, mientras refuerza a su principal oponente, Pablo Casado. El presidente del PP recupera –gracias a la victoria de Madrid- no sólo la posibilidad de derrotar a Sánchez, también un liderazgo que había sido cuestionado en su partido, y que ahora será mucho más difícil discutirle por los barones locales del partido, quizá con la excepción de la propia Díaz Ayuso. Casado había salido muy tocado de las elecciones catalanas del 14 de febrero, donde su partido se hundió. Los magos de Moncloa idearon entonces las censuras de Murcia y Madrid, que al final se volvieron contra el PSOE. Este último sondeo –al que seguirán otros en las próximas semanas- sitúa al PP con una estimación de voto superior al treinta por ciento, diez puntos más que en las generales de 2019. Tras la práctica desaparición de Ciudadanos, la derecha vuelve a estar en condiciones de gobernar el país. Ahora a Sánchez le toca aguantar dos años, a la espera de que la recuperación económica tras el final de la vacunación, y el impacto sobre la economía del maná europeo, le ayuden a cambien las tornas.