Muy interesante me resultó la lectura del artículo publicado por EL DÍA acerca del trabajo realizado por el ingeniero Luis Talavera en el Hospital Juan Negrín de Las Palmas de Gran Canaria, a la hora de cuantificar el valor de la naturaleza. Hizo referencia especial a los parques nacionales declarados en Canarias desde 1954 a 1981. Desde el Teide, en Tenerife, hasta Garajonay en La Gomera, pasando por la Caldera de Taburiente en La Palma y Timanfaya en Lanzarote. Dos de ellos, Garajonay y Teide, incluidos en la Lista de Bienes Naturales del Patrimonio Mundial por la Unesco.

Después que Alejandro de Humboldt visitara algunas islas volcánicas de Canarias, la Graciosa y Tenerife, se definió en el mundo de la botánica la fitogeografía, cuando su periplo a las regiones equinocciales del nuevo continente (las Américas). Es decir, la geografía de las plantas, que permitió describir los pisos de vegetación que Humboldt encontró en su ascensión al Pico del volcán Teide (3717 metros) en la isla de Tenerife, desde el mar Atlántico. Observó que la fisonomía de las plantas y los pisos de vegetación estaban en función de la altitud y de las características del suelo. En la zona baja, el cordón litoral de tarajales y cardones que daba paso a las palmeras y los dragos; luego, los cultivos ordinarios de las viñas; más arriba, a los mil metros, el Monteverde, y por encima, la laurisilva, en la zona de nieblas, para dar paso a los 1.500 metros al pinar canario para llegar a los 2 mil metros con las retamas y vegetación de la alta montaña, con violetas y cedros de manera puntual.

De la naturaleza, de la geología y de la biodiversidad, se encargaron también otros naturalistas y científicos. Antes y después de la visita de Humboldt pero él fue quien dejó huella y un legado muy importante relacionado con el volcanismo, la evolución, la ecología y la geografía. Prueba de ello lo contaron sus admiradores decimonónicos: Leopoldo von Buch, Charles Darwin y Ernest Haeckel. También astrónomos como Piazzi Smith y Jean Mascart, o geógrafos como Hans Meyer y Alphonse Stübel. Todos ellos sentaron las bases para valorar la naturaleza del que fuera en 1954 el primer parque nacional de Canarias, El Teide. Más tarde ampliada a los Parques Nacionales de la Caldera de Taburiente y Timanfaya por las observaciones geológicas del prusiano Leopoldo von Buch. A mitad del siglo XX observaciones y vivencias del botánico sueco, Eric Sventenius, en la laurisilva de la isla de la Gomera apoyaron la propuesta del equipo del Icona en los años de 1970 para proponer la creación del Parque Nacional de Garajonay en la cumbre central de la isla colombina. Mientras tanto la legislación de los montes y de los espacios naturales protegidos fue cambiando hasta encontrarnos con nuevas leyes a finales del siglo XX y a principios del siglo XXI tras los cambios constitucionales de su base jurídica. En 2003, en 2006 y en 2013 afectaron a los montes después que en 1981 los parques nacionales de Canarias conocieran la declaración de Garajonay y la reclasificación del Teide, Taburiente y Timanfaya, reforzadas por la creación de la RED canaria de dichos espacios naturales protegidos.

A efectos históricos resalto de nuestra época la Declaración de Estocolmo en junio de 1972 cuando se llevó a cabo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, exponiendo la necesidad de establecer un criterio y unos principios comunes que sirviesen a los pueblos del mundo como inspiración y guía para preservar y mejorar ese medio humano. Así mismo la Declaración de Río sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo donde Naciones Unidas, que reafirma la de Estocolmo y proclama, veinte años más tarde, 27 principios. El 1º de ellos señala textualmente: Los seres humanos constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible y tienen derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza. Desde entonces, 1992, la multifuncionalidad de los montes aparece como objetivo de la gestión forestal sostenible por lo que se acepta su trascendencia global por su contribución al mantenimiento de los procesos ecológicos esenciales, en especial los relacionados con el ciclo hidrológico, el cambio climático y la preservación de la biodiversidad. La adhesión de España en 1986 a las Comunidades Europeas y a la Unión Europea sirvió para adaptarnos a la normativa comunitaria. Conocimos nuevas leyes y varias sentencias de los Tribunales en 2013. Me gustó la que hacía referencia a los montes como Infraestructuras verdes.

En 2020 se aprobó un Decálogo por el OAPN, Organismo Autónomo de Parques Nacionales, del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico, diseñado para disfrutar de la naturaleza. Recomienda visitar de manera responsable los espacios naturales protegidos ya que es bueno para nuestra salud y para las economías locales. Pero hay que ser conscientes de nuestras limitaciones y de la importancia de nuestras islas al albergar una naturaleza de alto valor para con la salud.