Uno de los deportes nacionales en nuestra patria es la encuesta de barra de bar. Esa que nos lleva a decir que el noventa por ciento de los demás es un tronco de col. Más canario que el mismísimo gofio, Angel Víctor Torres (más altas han caído), mencey mayor de la macarronesia guanche, ha dicho en Madrid que este verano vamos a recuperar el 40% del turismo que teníamos en nuestras buenas épocas y que en la temporada de invierno llegaremos al 70%. Desconozco los datos científicos en los que está basada la afirmación de nuestro amado líder, pero me huelo que nacen más de una intuición que de una realidad palmaria. O sea, que son un deseo. Una esperanza. Un qué se yo. Vivimos tiempos líquidos en donde resulta temerario hacer una predicción que vaya más allá de la ropa que te vas a poner mañana por la mañana. Basta que en la frontera con Marruecos alguien nervioso meta la pata con un gatillo para que se líe la del pulpo. Y sin necesidad de ser tan catastrofista, a poco que tengamos un brote de coronavirus en alguna zona turística de las islas tengan por seguro que nos van a sacar en las portadas amarillas de media Europa. El turismo de Reino Unido y Alemania regresará, sin duda. Pero dudo mucho que volvamos a tener aquellas cifras de una burbuja creada por la inseguridad terrorista en los países árabes. Era un turismo prestado y ahora el mundo se ha vuelto globalmente inseguro gracias al maldito virus.