Básicamente, existen dos maneras de darle un diagnóstico a un enfermo. O le dices poco a poco el diagnóstico y sus posibilidades de terapia para que se recupere. O le dices todas las opciones y las posibilidades de fatalidad en caso de que la terapia no funcione.

Teniendo en cuenta que Silvester Stallone o Arnold Schwarzenegger son personajes de ficción y que Popeye el marino o Super Mario no dejan de ser unos dibujos animados, me parece que el tacto y la comunicación asertiva y humanizada es la mejor opción.

Saliendo del estado de alarma por la pandemia del COVID-19 de forma administrativa y sin que los efectos se hayan paliado de manera contundente y eficiente, no es el momento de hablar de subir los impuestos de manera masiva e indiscriminada.

Sobre todo, si no viene aparejado de un plan creíble de eliminación del gasto superfluo de las arcas públicas.

Aún nos queda recuperarnos y no han llegado los fondos necesarios: 1.200 millones para paliar más de 12.000 millones de pérdidas acumuladas por la crisis, son una gota en un océano, si la actividad económica y el empleo no se recuperan a tiempo y de manera sostenible.

Luego nos queda la reactivación, aparejada a la tecnología, el medio ambiente y las energías renovables, junto al sostenimiento del turismo, la hostelería, el comercio, la industria y la construcción en Canarias a las que no podemos renunciar.

Mientras tanto, miramos de reojo a la ingente cantidad de créditos solicitados hoy y que tendremos que pagar de los beneficios futuros, sin olvidarnos que, salir del catastrófico estado económico de la pandemia es el inicio de la recuperación y no el fin.

Permítanme una frase cinéfila para concluir: “De ustedes depende. ¡O aprendemos a pelear como equipo, o perderemos como individuos!” (Un domingo cualquiera).