Hay un libro cuya lectura resulta muy entretenida. Me refiero al Diccionario Combinatorio Práctico del Español Contemporáneo, dirigido por el académico Ignacio Bosque. Se supone que sirve para ver las palabras en el contexto en el que habitualmente aparecen. Así, si buscas el término indecente, verás que combina bien con conducta, comportamiento, actitud, postura, gesto, mirada, ropa, falda, vestido, proposición, mensaje, imagen, espectáculo, ataque, acoso, maniobra, hábito, etc.

Hay tardes en las que lo abro al azar para ver con qué palabra me engolfo y acabo de tropezar con “percepción”, que suele manifestarse junto a borrosa, confusa, distorsionada, deformada, errónea, y otras. El desafío consiste en hallar un adjetivo no previsible para el sustantivo señalado. Adjetivar bien consiste precisamente en eso: en lograr una cópula entre dos términos en apariencia incompatibles. Como cruzar un macaco con una gallina, por entendernos. En la gastronomía, actualmente, se buscan también mezclas inéditas. El otro día, en un restaurante me ofrecieron pollo asado con piña natural. Lo probé, porque yo pruebo todo, preguntándome quién actuaba de sustantivo y quién de adjetivo. Deduje, intuitivamente, que el pollo era lo primero y la piña lo segundo. En cualquier caso, no me gustó.

Admiro al barman al que se le ocurrió mezclar el vodka con la tónica. Se trata, para mí, de un descubrimiento reciente, pues vivía abonado al gin tonic desde tiempos inmemoriales. Digamos que la combinación funciona. La palabra combinación me trae a la memoria una prenda interior femenina que apenas se usa ya, pero que en tiempos resultaba muy erótica. Busco está palabra, “combinación”, en el diccionario de Ignacio Bosque y resulta que no aparece, como si nadie, nunca, le hubiera añadido un adjetivo. A mí, por ejemplo, se me ocurre “turbadora”. Combinación turbadora. Me turbaba mucho, en las viejas películas en blanco y negro, ver mujeres en combinación de nylon. Claro que hay muchas clases de combinaciones turbadoras, como la de la política y la mala leche. Y con esto se me ha hecho la hora de irme a la cama. Mañana más.