En mi trabajo de arquitecto técnico hay un hecho laboral muy singular. Mientras gobernaba Salvador Allende en Chile, entre 1970 Y 1973, con una política claramente socialista, algunos hacendados, gente rica chilena con gran poder económico y con familia en Tenerife, consiguieron sacar su capital (dinero) para invertirlo en Canarias. Estuvieron tres hermanos chilenos de familia acomodada, en el lugar de trabajo en Tenerife donde yo ejercía de aparejador, para que los orientáramos y los ayudáramos técnicamente a invertir en propiedades, bien edificaciones y viviendas, bien en terrenos donde fuera posible edificar.

Lo cierto es que un luctuoso 11 de septiembre de 1973, Salvador Allende (socialista convencido, que algunos comentaristas tachaban de comunista) fue derrocado y derrotado mortalmente. Al verse arrinconado, dicen que se pegó un tiro, en el Palacio de La Moneda de Santiago de Chile, ocupado por las fuerzas rebeldes al mando de Augusto Pinochet con la ayuda inestimable de la CIA, organización de espionaje y lucha clandestina dirigida desde los Estados Unidos de América del Norte.

Los tres hermanos chilenos que habían venido a Tenerife y contactado con sus familiares y con nosotros para que colaboráramos como técnicos en sus posibles inversiones, en cuanto vieron el fracaso mortal de Allende, recogieron velas, vendieron lo que habían adquirido en Tenerife y regresaron a su tierra Santiago de Chile inmediatamente.

Y aquí acaba esta triste historia.