La Confederación de Cáritas diocesana tiene su sede en Madrid. Es conocida bajo el nombre de Cáritas española. Es un órgano de coordinación y ayuda a las Cáritas diocesanas. Estos días han estado con nosotros el Presidente y la Secretaria general de Cáritas española. Es un signo de preocupación y la respuesta a su vocación de ayuda a la acción caritativa y social de la realidad territorial.

¿Qué nos preocupa en Tenerife? ¿Qué peculiaridades tienen los no atendidos en nuestras islas? Nos preocupa mucho la situación de los migrantes que han llegado y llegan a nuestras costas con la ilusión puesta en dar el salto a Europa y alcanzar una situación de mejora para su familia. Nos preocupa la situación social y económica que está dejando la Pandemia en el sector del turismo. Nuestra sociedad canaria tiene su motor económico en el turismo y, sin él, el desempleo y la vivienda se convierten en problemas graves. Nos preocupa el número y la situación de las personas que están ya en la calle en situación de exclusión residencial extrema. Todo eso nos preocupa.

Nos preocupa porque detrás de un número, una situación descrita, hay personas. Una persona es ella misma y distinta, es una originalidad sin comparación, y para los cristianos, una imagen original de la trascendencia divina. Nada tiene tanto valor como una persona. La dignidad inalienable de cada persona la convierte en sujeto de derechos en una sociedad civilizada. Ante una persona que tiene necesidad, no es adecuado mirar para otro lado.

Mi madre estuvo el viernes cogiendo dos surcos de papas en la pequeña huerta que limita con la casa parroquial. Me pidió que las recogiera y la subiera a casa. Nada del otro mundo, un cubo de papas. Me parecieron grandes las grandes y una lata recoger las pequeñas. Pero grandes o pequeñas, todas eran papas. Y para quien las ha visto nacer, las ha cuidado durante tres meses, las ha regado y cegado su rama, cualquier papa es digna de entrar en el cubo. Ya sé que es un ejemplo estúpido por sencillo, pero lo considero elocuente. Si has soñado con ellas, todas las papas son importantes.

Creo que le pasa lo mismo a Dios. No hay personas sin importancia o con importancia inferior. Y si nos ha de preocupar algo es que no todos tengamos los mismos derechos reconocidos.

Se aproxima una dura situación en el futuro próximo, a pesar de la alegría que se va viendo en los rostros de aquellos que nos dicen “ya me han vacunado”. Se detecta una dureza especial que se aproxima. Tengo para mí que no vamos a poder seguir viviendo al ritmo que vivíamos. Nos van a costar mucho alcanzar los resultados que alcanzábamos con facilidad. No va a ser igual. Y muchas personas van a sentir como se resienten sus seguridades. Y muchas otras van a sentir las palpitaciones de la pobreza. Y en esta situación nos tendremos que ayudar.

No podremos perder la esperanza, porque la humanidad ha superado situaciones mucho más graves en su historia. Pero debemos despertar en nosotros actitudes de acogida y solidaridad. Debemos aprender a perder un poco para que todos ganen algo. Porque tendremos que perder. Pero nunca la esperanza.

Es bueno saber que, en estas Caritas ocho veces insulares de las diócesis de Tenerife y Canaria, no estamos solos. Se agradece la presencia de su equipo directivo, y mucho más se agradece la colaboración de Cáritas Española.