La verdad es que uno se queda anonadado cuando piensa en los acontecimientos que están sucediendo en esta época de transición, entre el invierno y la primavera, en estos tiempos de los idus de marzo. Primero con las vacunas AstraZeneca, luego con las restricciones con fines sanitarios y más tarde con las aéreas, también con las mociones de censura en las comunidades de Murcia y Castilla y León y la convocatoria de nuevas elecciones en la comunidad de Madrid. Para mayor abundamiento con el conflicto en los campamentos de los migrantes retenidos en Canarias, tanto en Gran Canaria como en Tenerife, con el caso del rescate de la compañía aérea Plus Ultra que nos ha llevado al Más Allá de Venezuela y con las decisiones municipales en Palma de Mallorca para recuperar la nueva normalidad democrática borrando por razones políticas los nombres de tres calles, dedicadas a tres famosos personajes españoles de los siglos XVIII y XIX relacionados con el mundo de la Armada. Churruca y el almirante Graviña en la batalla de Trafalgar y el almirante Cervera en la guerra de Cuba contra los Estados Unidos. ¡Ver para creer! Espero que la calle que lleva el nombre de mi padre en La Orotava rural no sea objeto de “rescate” por haber sido piloto de la marina mercante en el buque Plus Ultra. Y eso que no hemos hablado a nivel internacional de la segunda vuelta de las elecciones en Ecuador, en abril próximo, ni de las sanciones que acaba de aplicar la Unión Europea (UE) a China después de la matanza de Tiananmén en 1989, ni de las erupciones volcánicas en Islandia, ni del pacto verde mundial que propone la UE, ni de las inundaciones en Australia después de un año de incendios forestales y por ende, ni del tranque marítimo-comercial en el canal de Suez.

Razón tiene el filósofo surcoreano Byung Chul Han, profesor de la universidad de las Artes de Berlín, cuando explica que el Covid-19 es el reflejo de un mundo enfermo y que hay que aprovechar la crisis actual para llevar a cabo una revisión radical de nuestra manera de vivir. Es una conclusión que hemos comentado en familia y que uno asocia a este nuevo orden internacional que surgió en el planeta Tierra a principios del siglo XXI donde se combinan principalmente las migraciones con el cambio climático y las catástrofes naturales, donde surge la pandemia del coronavirus-19 a partir de 2020. Creo que todo lo que está sucediendo en la actualidad se debe a esta pandemia que acosa fundamentalmente a la salud mental de la clase política y a algunos ciudadanos que no aguantan este nuevo modo de vida. Por ello hay que buscarles un buen tratamiento, primero a la sociedad y luego a algunos políticos que han perdido la hoja de ruta mental.

Menos mal que ya estamos jubilados desde hace años y las jornadas laborales se reducen al meet universitario y al zoom familiar además de leer y escribir con los fondos musicales de Siris. Ello me permitió volar virtualmente a Ecuador, a la capital quiteña, para recordar en la sede bolivariana del general Sucre mi discurso sobre la mentalgrafía del famoso naturalista alemán Alejandro de Humboldt, en un acto organizado por el doctor psiquiatra don Fernando Guerrero, en septiembre de 2019, cuando las asociaciones culturales humboldtianas de Canarias y Ecuador celebramos el aniversario de los 250 años del natalicio del famoso berlinés.

En mi intervención comenté que la mente de Humboldt, un mix europeo, americano y asiático de 90 años, se alteró a sus treinta años después de haber conocido en París la revolución francesa de 1789 y en Londres la revolución industrial. También por el ascenso al volcán Teide en Tenerife (1799) que le sirvió para cambiar a Neptuno por Plutón, el agua por el fuego. Igualmente por el descubrimiento en Tenerife de la fisonomía de la vegetación en función de la altitud, el suelo y el clima, los llamados pisos de vegetación. Así mismo por la proximidad a la evolución de las especies y a la ecología, y por el árbol de la vida humboldtiana que tuvo sus raíces en Berlín, el tronco en Europa, sus ramificaciones hacia África y las Américas y sus hojas repartidas por Euro-Asia.

Me sirvió para pensar que la salud mental de la clase política y de la sociedad mundial necesita una “Historia Humana de la política”, en línea de lo que escribiera el profesor Sánchez Ron no hace mucho tiempo cuando inventó un encuentro científico entre Alejandro de Humboldt y Carl Sagan y hablaron del impacto del Teide como volcán singular. Tengo claro que el cambio climático tiene mucho que ver con el tiempo, con la demografía humana y con su actitud con la naturaleza, sin descuidar su relación, salvando las distancias, con las erupciones actuales de los volcanes islandeses que ya alteraron con nubes de cenizas, hace algunos años, los cielos de Europa y en particular los de Alemania. Tuvimos que viajar en tren de Berlín a París siguiendo en furgón hasta Madrid por culpa de una huelga.