Me gustan las historias, las personales y las profesionales. Cómo decía Oscar Wilde: “Es absurdo dividir a las personas en buenas o malas. La gente es encantadora o aburrida”. Estilos, decisiones, actuaciones que reflejan experiencias de vida, intereses, niñez y emocionalidad. Isabel Díaz Ayuso ha creado su estilo, su marca, el Modo Ayuso, que nos lleva a ese consejo de “Muévete en silencio. Solo habla cuando sea momento de decir jaque mate”.

El Modo Ayuso es identidad, es ser por encima de estar, es marca personal por excelencia, al margen de éxitos o fracasos, de aciertos o errores; genera diferencia y valor en sí mismo.

Al margen de defensores, o de la diversidad de valoraciones personales a su candidatura, Modo Ayuso es un revulsivo, es recoger a ciudadanos y ciudadanas que se encuentran -a su manera y percepción- “abandonados”. Pensamos que en política se está obligado a ser los buenos, cuando lo que las personas demandan es ser recogidos, protegidos; no se trata tanto de ser buenos o malos, como de responsabilidad con la ciudadanía.

La política y la buena gestión empresarial siempre me han parecido pura estrategia, como las buenas jugadas de ajedrez. Esa visión ganadora de análisis de todos los escenarios posibles, el plan A, B y C. Y el secreto de analizar al contrario, no tanto el porqué de sus posibles planes sino el para qué de ese movimiento.

Modo Ayuso es una herramienta de Partido muy útil, es la actuación sin complejos, es la jugada del momento, donde quizás prevalece más el interés general que el particular. Como en todas esas jugadas trascendentes y generadoras de cambios con efecto dominó; la inteligencia de sacrificar cualquier pieza del tablero para finalmente ganar la partida.

Nos pone de manifiesto la gigantesca necesidad de manejar la incertidumbre cómo parte de nuestro día a día, de asumir que la estabilidad emocional es necesaria para navegar en estas aguas o volar en estos cielos.

Que las personas marcan la diferencia, y son capaces de generar cambios en la historia política y en la forma de ordenar las famosas prioridades, sujetas éstas a cambios y decisiones que nos hacen cambiar nuestra hoja de ruta a mayor velocidad.

Nos ha enseñado que siguen siendo adecuados los silencios, que son útiles; y que los equipos de Alta Dirección tienen que ser cerrados para la toma de decisión clave en un momento determinado. Que la información es poder y que es bonito y adecuado que sea así. Que las decisiones importantes deben crecer en un entorno serio y limitado.

Que esa escuela de la Alta Dirección, donde lo trascendente se comunicaba tras una toma de decisión exhaustiva y práctica, sigue siendo de utilidad. Aunque este Modo Ayuso haya provocado cuestionamientos y percepciones dispares: la queja de parte de su equipo por no conocer cierta información, así como el grado de independencia en la decisión…

Hasta me lleva a invitaros a movernos en las pantanosas aguas de la “disciplina de Partido”; quizás pueda ser hasta una propia estrategia general, delegando papeles con un mayor grado de ruptura de status quo a determinados dirigentes. Sea así o no, el Modo Ayuso ha marcado una ola que ayudará a generar olas mayores, pronunciamientos similares en otros lugares, candidaturas y Partidos...

Nos enseña que la oportunidad es esencial para hacer movimientos de éxito. Tener la temperatura social es clave para generar arrastre, apoyos y movilización. Queremos salir de donde estamos y, como me gusta decir, “hoy, o eres un político rescatador o estarás perdido”. Por ello, el concepto de polarización como lucha o critica constante y reivindicación, está agotado. No puedes pedirle a una sociedad agotada que luche contigo indefinidamente; ese discurso tiene una fecha de caducidad, porque la ciudadanía no puede tirar de emociones de estas características de forma regular. Ni vivir en la reivindicación constante; la ira es un concepto insostenible.

En Modo Ayuso no piden que la acompañen, sencillamente se convierte en la heroína de un cuento que, probablemente, arrastrará a una población deseosa de nuevas historias. Quizás su ambición sea más social que personal.

Si os gustan las personas, acercaros a ella, a su vida. Todas nuestras decisiones y modos de actuación están construidos desde nuestras experiencias y desde los patrones que vivimos y sentimos. Quizás, conociendo un poco más de su historia personal podamos entender mejor sus actuaciones políticas.

Vayamos al ser humano de la política para entender la política.

Modo Ayuso te pone en la tesitura de que, quizás, cada día cuenta más la Marca Personal que la propia ideología. Que centrarnos cada vez más en el análisis de los proyectos políticos y menos en los programas en sí, nos dará mayores respuestas para tomar decisiones acertadas.

Que nuestro voto es emocional; nos removemos interiormente y después lo razonamos, no al contrario.

Un beso y feliz día.