Pancho lo tenía bastante claro desde pequeñito, cuando le dijo a su maestra en el colegio de Tías que cuando “fuese mayor se montaría en su burro, se echaría la guitarra al hombro y se recorrería todos los pueblos cantando”. En quinto de Primaria, cuando la clase de doña María Teresa Placeres se ponía alterada, le invitaban a que cantara alguna canción canaria o un bolero de su amplio repertorio; tras la pertinente concentración mirando hacia la pizarra… lograba deleitar a la clase y conseguir los primeros aplausos de sus compañeros del aula. Con anterioridad, en parvulitos en la casa de Lali Delgado, cuando apenas caminaba, ya hacía música de percusión con latas de pintura y dos palos y también aprendió la riqueza de los potajes y las comidas con pescado fresco, que ahora, en el rigor de su dieta alimentaria, el tenor valora.

Y es que Pancho tuvo una infancia muy feliz en el caserío de Masdache y en su entorno escolar, “era muy cariñoso, gordito, buen niño, sonriente y espontáneo”, expresa su maestra. Sus antecedentes musicales los tiene bien afianzados; por vía materna, su abuelo, don Francisco Perdomo Spínola, conocido por don Pancho el médico, del que lleva su nombre, toma posesión como médico de Asistencia Pública Domiciliaria de los municipios de Tías y San Bartolomé en 1934 y, posteriormente, logra plaza en Arrecife, siendo médico en el Hospital del Cabildo Insular, institución en la que llega a ser director. Su paso por la política le llevaría a ser represaliado por el régimen de la Dictadura y ser suspendido durante un tiempo de su ejercicio sanitario. Don Pancho disponía de una gran colección de discos de música clásica y lo más que le impresionaba a Pancho era comprobar que toda la discografía de su abuelo la tenía dedicada personalmente. De su abuela materna, doña Dolores Quintana Sáenz, con quién convivió en Masdache los mejores años de su infancia, recibe sus primeros contactos con el mundo de la ópera. Le facilitó viejos casetes de música clásica, algunos en lenguas germanas y que Panchito con su prodigiosa memoria acertaba a recitarlos en lengua bávara. Por parte paterna, la amplia genealogía familiar de los Corujos en tierras lanzaroteñas y en Hispanoamérica le influyen directamente, grandes tocadores de instrumentos de cuerda y grandes cantadores. Florián Corujo Tejera, su padre (Hijo Predilecto de San Bartolomé), será su fuente directa de inspiración y primer maestro de cuerda y voz; desde el amanecer hasta altas horas del día sonaba el timple en Masdache… Panchito creció entre isas, folías y música de latinoamérica, su progenitor será el precursor de las Escuelas de Música en todos los pueblitos de Lanzarote, Pancho desde pequeño le acompañaba en sus giras diarias de aprendizaje por todos los centros socioculturales. Muchísimos músicos de la isla fueron fruto de aquel trabajo itinerante de Florián que también reforzaron los genes musicales innatos de Panchito.

Con todos estos antecedentes, Pancho orientó su vocación por la profesión musical. Cuando llega al Conservatorio Superior de Música de Santa Cruz de Tenerife con la intención de formalizar sus conocimientos, le descubren sus posibilidades vocales encaminadas a un futuro profesional como cantante de ópera. Pancho hubiese sido un buen profesor de conservatorio, o un buen profesor de música en un colegio o instituto, pero opta por la opción de cultivar su voz desde que realiza en Tenerife sus primeras pruebas de canto. Allí descubrieron sus cualidades innatas y la voz como primer instrumento. Las ayudas de sus profesoras, Célida Alzola y la insigne soprano María Orán, serán determinantes para culminar su formación y obtener el Título Profesional de Música en el año 2004.

En el curso 2005-2006 Pancho logra una beca de la Fundación Albéniz y consigue entrar en la Escuela Superior de Música Reina Sofía, en la cátedra de canto Alfredo Kraus. Esta escuela está especializada en acercar la música clásica a la sociedad en general, además de ofertarte el título superior en música, lo máximo en enseñanzas homologadas según el Plan Bolonia. En la Reina Sofía Pancho dedica muchas horas al estudio, a ensayos; se sacrifica y comienza a participar todavía siendo alumno en conciertos y audiciones. Pancho efectúa su debut en el año 2006 con Die Fledermaus para los Amigos canarios de la Ópera en Las Palmas, como Arbace en Idomeneo en el Teatro Real de Madrid, luego en A Coruña como Macduff en Macbeth, prosigue en diferentes salas, Santander, León, Zaragoza y en el Auditorio Nacional de Madrid en el que debuta junto a la Orquesta Nacional de España con la Novena Sinfonía de Beethoven. Obtiene el premio regional de canto de CajaCanarias, el primer premio en el Concurso Internacional de Canto de Sitges. En el año 2007 fue galardonado con el segundo premio, el premio al mejor Tenor y premio al mejor intérprete de Zarzuela en el Concurso Internacional de Canto Francisco Viñas en Barcelona.

Desde entonces, su carrera y su repertorio han estado cargados de muchos éxitos y se le han abierto nuevos horizontes, Francisco Corujo llega a Italia, La Traviata (Alfredo) en las míticas tablas de la Fenice de Venecia; Romèo et Juliette en el Arena de Verona; Don Giovanni (Don Ottavio) en el Verdi de Salermo. Lucia di Lammermoor en la Opera de Tel Avid; Croacia, Catar, EE.UU Perú, Chile o República Dominicana. También destaca como intérprete de oratorio y sinfónico, con obras como el Requiem de Mozart, Misa de Gloria de Puccini o la Novena Sinfonía de Beethoven. Además ha tenido la oportunidad de trabajar junto a grandes directores musicales y escénicos como Plácido Domingo, Alberto Zedda, Jesús López Cobos, Phillipe Entremont, Josep Pons, Giancarlo Del Monaco, Emilio Sagi, Robert Carsen, Nicola Luisotti, Vasily Petrenko, entre otros.

Pancho, el Tenor de Masdache, se despierta en un lugar cualquiera del mundo…, cuántas veces se habrá preguntado, ¿dónde estoy hoy?, muchas horas de aeropuertos, vuelos, hoteles, vida alejada de la familia, horas de concentración, de ensayos en la soledad de un hotel, la hora de actuar, la alta responsabilidad, la exigencias del público, cantar bien y ser un buen actor, para llegado el momento darlo todo, ganarse al público… luego, los aplausos, la gente en pie ¡cuántos bravos!..., una actuación más, un éxito más y, valió la pena tanto esfuerzo para volver a comenzar y seguir triunfando… En Canarias, su patria, también lo aprecian como quedó patente en el homenaje a Alfredo Kraus junto a los Sabandeños en el Auditorio de Las Palmas de Gran Canaria y, hace pocas fechas, en el concierto popular de Año Nuevo junto a la Orquesta Sinfónica de Las Palmas o en el Parque Doramas para el festival Musicando junto al pianista Juan Francisco Parra y Domingo El Colorao al timple. Pancho Corujo también ha tenido la ocasión de cantar con la Orquesta Sínfónica de Tenerife, y con la Filarmónica de Gran Canaria. Pancho entre éxito y éxito se escapa a Lanzarote a ver a sus familiares y a sus amigos de siempre, todo lo que tiene el tenor de fama, de notoriedad y popularidad lo tiene de entrañable, culto, sencillo, es un gran melómano y conocedor de todos los estilos de músicas, especialmente en rock y folklore de América Latina y sus amigos lo saben (…). El ya famoso y consumado tenor ha sido convocado en numerosas ocasiones para actuar en Lanzarote, recuerdo un Concierto Lírico en el mágico marco natural de la Cueva de los Verdes, allí nos deleitamos con su voz desde el fondo de la gruta, percibió la cercanía, el calor del volcán y de su gente que le aprecia, lo mismo le ocurrió cuando vino al teatro El Salinero en Arrecife a presentar su primer disco Songs of Paolo Tosti del sello Play-Classics o sus Pasajes de Vida y Vuelta al final del pasado año en el mismo teatro. Previamente, en este año pandémico de 2020, para unos pocos afortunados, el tenor nos ofreció un concierto, acompañado del pianista Juan Francisco Parra organizado por la Fundación Nino Díaz, en la modesta Sala Indieras de Tías, en la que Pancho percibió el calor, el arrope, la emoción, alguna lagrimilla… y es que Panchito cuando niño jugó y cantó por estos lugares y obtuvo sus primeros aplausos.