Nos pasamos la vida queriendo más, pensando en más, trabajando por más, esforzándonos por más, sacrificándonos por más. Queremos que ese más, se transforme sobretodo en “mejor”. Ya sea clientes, oportunidades, trabajo, relaciones, diversión, amor, sexo… Más, al fin y al cabo, es interpretado simplemente como… mejor.

Pero qué pasa cuando parece que encontramos en ésta, una de las pocas máximas inamovibles…pensamos que tenemos derecho, que podemos, que lo necesitamos, que nos lo debemos, y entonces, es justo ahí, cuando ¡no sabemos por qué! , que nos llega “el miedo”. Y al llegar el miedo paramos automáticamente, dejamos de hacer lo que estábamos haciendo y por unos instantes dejamos de querer más, de pensar en más, de trabajar por más, de esforzarnos por más, de sacrificarnos por más. Y ¿por qué? Llega la duda…y ¿si pierdo?, y ¿ si no lo consigo? , y ¿si me estallo?...

“Más” se encuentra fuera de nuestra zona de confort y, aunque nos hayan hablado bien de él, no estamos del todo seguros de que “más” sea mejor. ¿Qué nos pasa?

Son muchas las personas que se esfuerzan por conseguir ciertas metas que en un principio pensamos inalcanzables, pero el ser humano es una criatura fantástica que evoluciona y, de repente, “inalcanzable” se convierte en casi una realidad y, de repente, estamos a solo unos pasos de alcanzar esa meta utópica por la que tanto hemos luchado. La tenemos cerca, podemos visualizarla, pero algo nos paraliza, algo que no entendemos, nos frena y nos hace volver a pasos atrás…

¿Cuál es el problema? En primera instancia parece que ninguno, pero recordemos, para obtener más y, por tanto, mejor… debemos salir de ese espacio en el que creemos que controlamos lo que hacemos y las consecuencias que pensamos que van a venir, sobre todo las negativas, que son justo aquellas que nos paralizan. Hay que salir de ese espacio en el que tan cómodos y confortables nos encontramos, aunque si lo pensamos, si queremos más, es que realmente no estamos tan cómodos, ¿no? . O quizás ¿es que es algo simplemente inherente al ser humano que es un inconformista? O será que ¿llevamos tiempo ahí, estando no tan bien, y por eso, justo, queremos más? He ahí, en muchos casos, el “shock”.

El shock no es malo, nos hace recapacitar, nos hace valorar, pero tan solo por hacer ese trabajo mental… nos da la percepción de incapacidad, real o no… debemos de valorar.

Desde muy pequeños nos hemos acostumbrado a afrontar situaciones que no nos gustan, a resolver problemas, a sufrir por amor… porque nadie dijo que vivir fuera fácil. Nos hemos acostumbrado a luchar por nuestros sueños, la sociedad así nos lo pide y cada uno de los eslóganes con los que crecemos nos dicen que “Sí, podemos” o “Lucha por lo que quieres”. Son muchas las frases hechas, que a modo de child leaders, nos acompañan por el camino de la madurez, casi casi, hemos aprendido a levantarnos tras cada tropiezo o tras cada caída pero… ¿somos capaces de aceptar que podemos vivir con lo que tenemos?. ¿Somos capaces de admitir que hemos logrado nuestras metas?

No todos lo somos.

Cuando llegamos a estos casos podemos encontrarnos con dos problemas. Para ser concretos deberemos hablar de dos tipos de miedos.

E

Miedo a perder:

las personas que sufren este miedo, este miedo les aparece cuando tienen algo que perder, las cosas empiezan a ir bien, o les van bien en cierto modo, pero quieren alcanzar sus metas, sus sueños, esos ideales que se marcaron como un sello en la infancia o esa juventud. Ese ha sido su motor en la vida y necesitan seguir luchando por ello. Si salen de la zona de confort siempre se pierde algo, pero no saben si el riego compensa, pero hay algo que los hace seguir adelante, que los hace sentirse incompletos. Sienten que deben arriesgar, pero le da miedo, y es ese riesgo el que cuesta asumir. Aquí no funciona la ley del todo. No es todo malo. Ni tampoco por lo que lucho es todo bueno. A ellas no les frena salir de su zona de confort, a ellas les da miedo llegar, acostumbrarse y, de repente, un día, no se sabe ni cómo ni cuándo tener que volver a empezar a volver a luchar. Se sienten en una espiral de la que ellos mismos son víctimas inconformistas. ¿Qué perderé esta vez?

E

Miedo a mí mismo:

muchas de las personas que se quedan en shock antes de dar el paso hacia el éxito lo hacen de una manera inconsciente. Han ido construyendo un puente para pasar de una parte de la montaña a la otra, un puente firme y fiable puesto que lo han construido ellas y, “como por arte de magia” (con mucho esfuerzo, sudor y en algunos casos muchas lágrimas) se ven a tan solo un paso de su meta. Un paso literal. Si alargan un poco la zancada alcanzarán sin demasiados esfuerzos ese objetivo que tiempo atrás se propusieron pero… no hay tabla en el acceso. Una zancada nos llevaría a nuestros objetivos pero , ¿llegaré a ellos?, ¿seré capaz? ¿Y si…? aparece le pregunta trampa que nos lleva a la duda de nuestras propias capacidades, aquellas que nos llevaron justo a la puerta del éxito, pero que de repente… nos bloquean.

Tener miedo no es malo, ya lo he dicho en diferentes ocasiones, porque el miedo te hace recalibrar. Te hace valorar la situación, te hace pensar… el problema es cuando pensamos demasiado, cuando nos paralizamos analizando y nos quedamos en esa falsa zona de confort , esa zona que es alimentada por inseguridades, miedo a lo desconocido, miedo a lo que pasará, miedo a mí mismo o a mis capacidades, o quizás, a los de que me acompañan en esa situación.

El ser conscientes de la situación te hace pensar, y esa conciencia nos hace dudar , y tan sólo con dudar… ya aparece el miedo y con él, el freno.

Levanta el pie, déjate llevar… cree en ti. Cree en aquello por lo que estás luchando.

Piensa y recapacita. ¿Estás mal donde estás? ¿Quieres más? ¿Quieres estar mejor?

Si respondes sí, tenemos que hacer algo, tenemos que liberarnos de ciertas actitudes, tenemos que dejar atrás ciertos miedos y salir de esa tediosa zona de confort.

Recuerda que lo desconocido, todo aquello que no controlamos, no es más que el primer paso de una extensión de esa zona que conocemos y con la que nos sentimos cómodos. Se trata “sólo” de un primer paso que deberemos de afrontar con mucha paciencia y buena actitud. Atrévete. No dejes de crecer por miedo a más. Y sobre todo, no dejes de actuar por querer estar mejor.

¿Acaso el miedo a más te va a parar?

http://anaortizpsicologa.blogspot.com.es/