Hace 45 años, en plena Guerra Fría, España en transición democrática, con enormes problemas internos, se produjo la entrega del Sáhara y comenzó una andadura de confrontación entre dos opciones antagónicas: quienes luchaban por un Sáhara integrado en el Reino de Marruecos y aquellos que lo hacían por un Sáhara independiente.

Padeciendo la situación se encontraban los habitantes del territorio, también divididos entre ambas posturas. Muchos de ellos abandonaron el terreno de forma voluntaria o forzados y se establecieron en la zona fronteriza de la Hamada Argelina de Tinduf, donde ya estaban preparados, desde 1974, unos campamentos para refugiados que aún continúan en la zona.

A la par que la lucha armada se desarrollaba, con escaramuzas diversas y a veces batallas clásicas (Angala), donde se enfrentaban dos ejércitos regulares: Argelia y Marruecos, tenía lugar otra lucha ideológica y propagandística en la que una serie de mentiras, medias verdades y olvidos se mezclaban y calaban en la sociedad española, aunque no solo en ella y muchos españoles con poca información y muchos prejuicios adoptaron posiciones mas guiadas por los sentimientos y emociones que por la razón.

Entre las mentiras establecidas y que aún hoy son dogmas de fe para algunos están las siguientes:

1. Preexistencia de un ‘pueblo saharaui’

El concepto de pueblo saharaui es algo indefinido y evanescente, que abarca a los habitantes de los confines de Argelia y Marruecos y se extiende por Mauritania y norte de Malí (etnia Bidan) e incluso alcanzaría Libia y norte de Chad. El término pueblo saharaui se acuñó desde la Presidencia del Gobierno de España y se empleó por primera vez a principios de los años 70 del pasado siglo, cuando el gobierno de Franco, terminado su sueño de una África Occidental Española (AOE) y de la provincialización de ésta en dos entidades (Ifni y Sahara), tiene que enfrentarse al hecho de la descolonización y decide perpetuarse con la adhesión de sus habitantes, vertebrados por un partido ad hoc, el Partido de Unificación Nacional Saharaui (Puns). En consecuencia no puede hablarse de un pueblo reconocible y distinto a los del resto de su entorno. Muchos pueblos no se han constituido en Estado a lo largo de la historia.

2. Maalainin como aglutinador de este pueblo diferenciado

Sostuvo en sus inicios el Polisario que la piedra angular del pueblo saharaui la pone Muhammad Mustafa Maelainin Al Qalqami, nacido cerca de Walata, sureste de Mauritania, reclamado como héroe nacional por Marruecos y Mauritania. Según demuestra, entre otros, Julio Caro Baroja en su magnífica obra, Estudios saharianos, Maalainin fue representante del sultán de Marruecos, Hassan I y de su hijo Moulay Abdelaziz, de los que recibió la encomienda de fundar Smara para consolidar su política de recuperar su autoridad en el territorio del Sáhara, amenazada por el avance del colonialismo francés y español.

Muerto el santón, su hijo el Hiba, conocido como el Sultán Azul, ocupó Marrakech y luchó denodadamente contra los franceses para expulsarlos de Marruecos, enfrentándose incluso contra aquellos marroquíes que aceptaron la autoridad francesa. El Hiba fue un patriota marroquí y no un líder independentista de un Estado ficticio.

Desde hace ya tiempo no se utiliza, por el Polisario, el nombre de Maalainin en vano y el gran libro de Caro Baroja ha pasado al índice de libros prohibidos por la censura argelino-polisaria. Se dice que la última edición del libro fue comprada casi íntegramente por ellos para evitar su difusión.

3. La guerra que nunca existió

Desde posiciones polisarias se olvida deliberadamente el significado de la llamada Guerra Secreta o Guerra Olvidada de los años 1957-1958, cuando un clamor popular en los territorios saharianos quiso expulsar a franceses y españoles del mismo y devolverlo a la madre patria marroquí, como manifestaba el Ejercito de Liberación del Sahara (Harakat Tahrir).

Se levantaron banderas cherifianas en todos los confines del territorio desde el Atar mauritano, al Tinduf argelino, el Rio de Oro y la Sequía El Hamra, Tarfaya, Tan-Tan e Ifni.

Esta revuelta (guerra), liderada por el Ejército de Liberación Nacional, conocido en España como bandas armadas, solo pudo aplacarla una alianza militar franco-española, que ya fue ensayada treinta años antes para terminar la guerra del Rif.

Este episodio contradice las aspiraciones independentistas, de la década de los 50 y 70, aunque fue el origen del cambio de la política española en relación al Sahara y Marruecos.

Recuerdo en una intervención mía en la desaparecida La Clave, programa de debate televisivo dirigido por Jose Luis Balbín, el 10 de enero de 1992, (Antena 3), donde una parte de los contertulios, Ahmed Bujari incluido, negaban la evidencia del conflicto, ante la mirada divertida del general Federico Gómez de Salazar que había intervenido como oficial español en la misma.

Hoy día el Polisario solo da importancia al hecho descolonizador y los datos históricos le importan una higa.

4. Basiri el precursor

El imaginario polisario incluye la figura de Bassir Mohamed Uld Hach Brahim Uld Lebsir, conocido por Basiri, como el precursor del independentismo saharaui y sitúan la fundación en Smara, en diciembre de 1969, de la organización avanzada para la liberación del Sahara (O.A.L.S) como hito inicial y ocultan que esta organización tenía fines religiosos y el término liberación se refería a expulsión de los infieles del Sahara sin aclarar qué situación tendría el territorio una vez liberado.

Como establecí en mi artículo La vida y el tiempo histórico de Basiri, (21 de junio de 2020) Basiri puede considerarse como un muyahidin (luchador por la fe), panarabista marroquí ejecutado por los españoles en el verano de 1970.

Entre sus seguidores se encontraban, entre otros, Brahim Gali, uno de los fundadores del polisario y el Jatri Uld Said Uld Yumani presidente de la Yemaa y leal a Marruecos.

Tras su muerte los informes de los servicios de inteligencia española concluían que Basiri, su partido y los acontecimientos del 17 de junio de 1970 en el Aaiún, entraban dentro de la tradición del Ejército de Liberación del Sáhara para la reincorporación del territorio a Marruecos.

5. El Uali como mito

El fundador del Polisario Uali-Luali-Mustafa Sayed (conocido por Lulei, por sus amigos), nace en 1947 al noreste de Bir Un Grein y en 1958 se traslada con sus hermanos, alistados en las fuerzas auxiliares marroquíes, a la localidad de Tan-Tan y en ella cursa los estudios primarios y secundarios junto con los centenares de niños, hijos de los expulsados del territorio del Sáhara por la operación Ecouvillon-Teide.

Luali, termina la secundaria y comienza estudios de Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Mohammed V de Rabat. Se afilia al partido de Abraham Serfaty (Ilal-Amam) y colabora con las fuerzas políticas de izquierdas del Reino de Marruecos, en los años de plomo de su historia reciente. En 1972, después de los acontecimientos violentos en Tan-Tan, con la represión de manifestantes reclamando el Sáhara a España, comienza una lucha que, el Uali define en su alocución a los estudiantes marroquíes en Francia, como “que su lucha no va contra el pueblo de Marruecos sino contra su Monarquía corrupta”.

En esos años de Guerra Fría Gadafi adopta al incipiente movimiento saharaui, su padrinazgo fue remplazado ya en 1975 por Bumedian, entrando así en la dinámica geoestratégica argelina que desconfía de los miembros del polisario de educación española y que después de una etapa de acoso son reemplazados, en su mayoría, por fieles a Argelia reclutados en la Hamada de Tinduf.

El propio Uali se ve presionado en la organización, afrontando una serie de juicios, y acaba dirigiendo una operación militar contra el corazón de Mauritania donde muere en plena juventud.

¿A quién benefició su muerte?, ¿qué hubiese pasado si no hubiese muerto? Es algo que dejo en el aire, pero me recuerda a la muerte de Jose Antonio Primo de Rivera y su utilización póstuma por el régimen franquista. Un mártir da para mucho en las manos adecuadas.

De los cinco puntos anteriores se puede deducir fácilmente que las poblaciones saharianas no tienen compartimientos estancos diferenciados por fronteras artificiales y pueblos contrapuestos sino, por el contrario, es un continuo norte-sur y esto se observa perfectamente en Marruecos, donde se da una pausada transición humana desde el anti-Atlas hasta las profundidades del desierto. No es de recibo que se hable de hecho diferencial solo en Marruecos y no en Argelia, Túnez y Libia.

Hemos visto como un nacido en la actual Mauritania (Maalainin), un marroquí (Basiri), un sahariano expulsado del Sáhara español y asentado en Marruecos (El Uali), sirven para justificar los asentamientos en Tinduf (Argelia).

6. ¿Cuántos habitantes residen en los campamentos de Tinduf?

Esta pregunta no ha tenido nunca una respuesta cierta, pues dependiendo de la situación político-estratégica, ha fluctuado de los 700.000 refugiados declarados en los años 70, a los poco mas de 40.000 que se supuso en los años 90.

Actualmente, si nos referimos al censo establecido por la ONU, casi el setenta por ciento del censo vive en el Sáhara marroquí y un poco más del treinta por ciento en los campamentos.

Lo cierto es que muchos de los que viven en la Hamada de Tinduf proceden de otras zonas del territorio en especial del norte del Sahel. La ONU ha pedido realizar un recuento de la población, a efectos de la ayuda humanitaria, pero el polisario nunca accedió a realizarlo.

La Guerra Fría terminó, Argelia ya no representa la revolución liberadora de los pueblos oprimidos, sino que es un Estado represor de su propio pueblo, que abomina de una gerontocracia corrupta que se niega a abandonar el poder. Y el reflejo de esa situación argelina se ve en los campamentos de Tindouf donde la nomenclatura y la burocracia polisaria mantiene un nivel de vida interno y externo muy diferente a la gran mayoría de los refugiados, que malviven casi sin esperanzas, rehenes de unos dirigentes que no han cambiado un ápice, mientras el mundo lo ha hecho a su alrededor. Un ejemplo claro de ello, lo vemos en la figura de su presidente, Brahim Gali, que ya fue el primer secretario general del polisario en 1973 y nosotros, en Canarias, seguimos anclados y cautivos de un pasado caduco y de unos personajes que aún no se han enterado que ya están muertos.

7. Sáhara - Canarias

El Sáhara Occidental ha representado para Canarias desde antes, incluso, del establecimiento colonial, una compleja relación de esperanzas y temores de actividad comercial y bélica.

El protectorado de España en nuestro vecino desierto significó migración de canarios al Sáhara, creación de actividades productivas en el territorio e intendencia y logística desde nuestro archipiélago.

Recuerdo aún algunos sueños de juventud, compartidos por otros jóvenes canarios, donde nos veíamos hermanados y en una especial relación con España.

La retirada española, significó para Canarias un problema grave. Por un lado, se terminaba el negocio y por otro la repatriación de la población trajo problemas urbanos, en especial en Las Palmas de Gran Canaria.

La actividad económica se agravó con la apertura del Canal de Suez y la inseguridad cívica se incrementó, con la actividad del incipiente independentismo como un actor más dentro del panorama de la transición política. En situaciones así, la sociedad actúa de forma pasional y no racional y se crea una dicotomía entre moro malo (marroquí) y moro bueno (saharaui). Esa percepción continuó incluso cuando el moro bueno, mataba o raptaba a nuestros paisanos canarios pescadores pacíficos. Esa dicotomía se aplicaba también al eje político de izquierda-derecha y al concepto social de progreso o reacción.

La cuestión del Sáhara se convirtió en coartada para encubrir cualquier posicionamiento político y esto afectaba tanto a la derecha como a la izquierda. Pero el tiempo pasa y las situaciones cambian y poco a poco la realidad desplaza a la ilusión.

8. El Sáhara en la actualidad

Nuevos puntos de vista, informaciones que contradicen a la propaganda sectaria y en algunos sectores de nuestra sociedad surgió la necesidad de recuperar el papel que tuvo el Sáhara para Canarias. La labor realizada por asociaciones cívicas como, Asociación de Amistad y Cooperación Canario-Marroquí (Acama); Asociación Canaria de Víctimas del Terrorismo (Acavite), entre otras, intervenciones públicas en prensa, radio y televisión, realización de congresos, seminarios y todo tipo de eventos, han hecho que las cosas cambien en Canarias y se establezcan comunicaciones aéreas y marítimas, empresas mixtas, viajes turísticos…. Todo ello reafirmando la relación de buena vecindad que nuestros dos pueblos han tenido y que los habitantes de la otra orilla nunca han olvidado y continúan relacionándose con nuestras Islas.

Siempre que desde Canarias y España se ha dado un paso de acercamiento, surge un escollo que intenta impedirlo y a veces lo consigue; el escollo no sería tal, si solo fuera actuaciones de asociaciones cívicas o partidos políticos, pero en Canarias una serie de instituciones político-administrativas (cabildos y ayuntamientos en especial) con actuaciones y declaraciones sectarias, contradiciendo muchas veces la política de Estado, han y siguen torpedeando las buenas relaciones entre nosotros.

En el pasado, la RASD (República Árabe Saharaui Democrática) llegó a ser reconocida por 83 países en diferentes periodos, aunque nunca alcanzaron en un mismo año los 83 reconocimientos. A día de hoy, solo 30países reconocen a la RASD y 53 han dejado de hacerlo.

Por otro lado, el territorio, proscrito y cercado en un pasado no muy lejano, acoge hoy a más de 20 consulados generales de países africanos, asiáticos y americanos. Mientras otros ya están abriendo oportunidades comerciales en una zona que cada vez será más atractiva para la inversión internacional debido a los equipamientos de puertos, aeropuertos, grandes atractivos turísticos y recursos naturales abundantes, y nosotros, los canarios, estamos en Belén con los pastores, y nuestras instituciones políticas, incapaces de comprobar la verdad de las afirmaciones polisarias, sin ni siquiera coordinarse con nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores, siguen aprobando proposiciones no de ley, mociones, declaraciones e incluso intervenciones mediáticas, utilizando unos pseudocumentos que no han pasado por ningún filtro de comprobación.

Continuamos dando crédito a todas las afirmaciones que desde Argel o Tinduf nos quieren vender y seguimos poniendo en duda las declaraciones que nos dan nuestros diplomáticos y la propia ministro de asuntos exteriores español.

No haría falta, incluso pedir consultas a nuestro gobierno si una parte de los asesores políticos de nuestras instituciones,hiciesen su trabajo y verificasen los datos e informes que de forma interesada nos remiten. Se podrían consultar las resoluciones de Naciones Unidad y de otras instituciones internacionales. Podríamos chequear su verosimilitud y evitar con ello muchas meteduras de pata que están afectando la estabilidad de nuestro archipiélago y nublando un futuro de armonía y paz con nuestros vecinos mas próximos.

La última gran mentira sostenida por el Polisario, se esta formulando en estos momentos, acusan a Marruecos de la violación en el paso fronterizo de Guerguerat de los derechos de unos pacíficos manifestantes que impedían la libre circulación del tráfico de personas y mercancías desde el Mediterráneo a Mauritania y por ello hacia el Sahel y el África occidental y olvidan decir que Naciones Unidas en diversas ocasiones les ha advertido que deben dejar vía libre a la circulación de vehículos, mercancías y personas. Repasemos algunas decisiones de la ONU.

Reacción de la ONU antes los hechos producidos en el Guerguerat:

Sobre la actitud hostil del polisario en detrimento del acuerdo de alto el fuego, y en su informe distribuido a los miembros del Consejo de Seguridad, en abril de 2017, el Secretario General de la ONU, señor Guterres, afirmó lo siguiente: “expresé mi preocupación por la situación en Guerguerat y mi decepción por que el frente polisario todavía no se hubiera retirado de la zona de separación en respuesta al llamamiento que hice el 25 de febrero.”.

Nuevamente en 2018 y ante las reiteradas violaciones perpetradas por el polisario en contra del alto el fuego, el Consejo de Seguridad expresó “su preocupación por la presencia del frente polisario en la zona de separación en Guerguerat” y pidió “su retirada inmediata” (cf. Punto 7 de la resolución 2414/2018).

De hecho, la responsabilidad de quebrantamiento del alto el fuego le incumbe al polisario y data de años atrás. En efecto, más de 53 violaciones de alto el fuego fueron documentadas por el Secretario General y por la última resolución del Consejo de Seguridad de la ONU (2548 del 30 de octubre de 2020).

Además de establecer la plena responsabilidad del polisario en sus reiteradas violaciones al alto el fuego a nivel del paso de Guerguerat, la ONU siempre ha reconfirmado el estatuto jurídico de la zona de amortiguamiento (que queda, en el caso especifico del Guerguerat, entre dicho paso hasta la frontera mauritana). Zona de separación en donde se debe salvaguardar la ruta comercial internacional que conecta Europa con el continente africano, vía Marruecos.

Como consecuencia de lo anterior, el Polisario ha declarado la guerra a Marruecos e informa de sucesivos actos de guerra, que la opinión internacional ignora pero que encubren en palabras del antiguo dirigente del polisario, Hach Ahmed Bericala, ministro de la RASD, representante del Frente en España y en Hispanoamérica y actualmente dirigiendo una salida política, de acuerdo entre las partes, como, por cierto, viene manteniendo la ONU desde hace una década.

Nos dice Hach Ahmed : “la declaración de guerra a Marruecos, es un pretexto para controlar a la oposición en el interior de la organización, en los campamentos y en el exterior”. Por supuesto que Hach Ahmed Bericala ha pasado a ser uno de los múltiples traidores a la causa que incrementa su número desde que Argelia controla la situación.

La paranoia de los dirigentes del Polisario es tal que todos aquellos que disentían de la línea oficial, fundadores y exdirigentes incluidos, eran encarcelados, desaparecidos, expulsados y tildados todos ellos de traidores. La dirección siempre tiene razón es el lema perenne de los sistemas totalitarios.