Aunque todavía estemos al 10% de vacunaciones, según las previsiones hechas a principio de este año, es cierto que hay un reguero de esperanza en la población de que podemos estar ante el principio del fin, con todas las reservas a una ciencia, como la epidemiológica, que va aprendiendo a medida que constata la eficiencia o error de sus adelantos y tiene que enfrentarse a la transferencia de la ciencia a la producción industrial de los laboratorios.

Como dicen en los mercados financieros, “la población ya descuenta la mejora incipiente de los resultados sanitarios esperados”.

Metidos en la afectación COVID, especialmente en la económica, ya se habla de la nueva gobernanza económica europea, llamada a mantenerse de manera permanente y no como un paréntesis coyuntural.

Nada será igual, ni nadie quiere que todo siga como antes. Todos queremos evolucionar desde los renuentes puntos de partida o inflexión hacia el nuevo estado del bienestar.

Los cambios se aprecian como fundamentales e incluso revolucionarios y los eurobonos ya son los grandes flotadores de la economía de la Unión Europea.

También hemos recibido con satisfacción el ofrecimiento de los fondos MEDE o los fondos de recuperación, de los que estamos ansiosos de poder recibir para ejecutar obras e infraestructuras para el diseño de la nueva Europa. La Canarias europea.

Luego te llevas un jarro de agua fría cuando lees que la Consejería de Obras Públicas solo dispone en Canarias de siete ingenieros para acometer todas esas inversiones, que necesitan de su desarrollo y verificación técnica, que se vislumbran como un cuello de botella en Canarias.

Hay soluciones, si se hacen con tiempo y eficiencia: Simplificando la burocracia, incluso a través del silencio administrativo positivo, potenciando la administración electrónica, mediante la colaboración con bufetes privados, contratando de urgencia técnicos apropiados, rastreando posibles movilidades funcionales o pidiendo colaboración a Cabildos, Ayuntamientos u otras AA. PP.

Cualquier acción positiva que no convierta el cuello de botella en un nudo sobre el cuello.