El Gobierno regional ha celebrado como un éxito que Canarias se haya convertido en la primera región española con más personas vacunadas que contagiadas desde que comenzó la pandemia. El dato es cierto, pero así presentado no explica nada sobre el desarrollo en Canarias de la campaña de vacunación, no tiene mayor valor práctico más allá de lo estadístico: si Canarias está la primera en esa relación no es porque aquí se haya vacunado más rápido que en otros sitios, justo al contrario, han venido menos vacunas y ha sido necesario reducir la marcha. Aquí la relación es más favorable porque Canarias es –con notable diferencia– la región española con menor número de contagiados. Y si hay menos contagiados que en Málaga, por ejemplo, es lógico que se llegue a superar la cifra de contagiados antes que en Málaga, donde habrá que vacunar a mucha más gente para alcanzarla. Lo que ocurre es que, no teniendo grandes éxitos que vender en relación con la campaña de vacunación, se nos vende humo.

A ver: a 18 de febrero, Canarias era la quinta región española (por la cola) en vacunaciones efectuadas por 100.000 habitantes, casi un 20 por ciento por debajo de la vacunación media nacional, ya de por sí bastante alejada de la media europea. De hecho, España está por debajo en vacunación de la práctica totalidad de los países europeos, si quitamos Italia (empatada con nosotros) o los países de los Balcanes. Y eso, que estamos en esto como en casi todo en la cola de la cola, es el dato bochornoso en el que deberíamos fijarnos. Pero esta vez no es una responsabilidad de la consejería de Sanidad, del Gobierno regional o de la sociedad canaria: nuestro problema no es que no se haya vacunado porque nuestra logística es defectuosa o nuestro carácter indolente. Muy al contrario, hemos administrado más vacuna –de las que hemos recibido– que en otras regiones. Un tres por ciento más que la media nacional, lo cual no está nada mal. Lo que ocurre es que no hemos recibido tantas vacunas por habitante como la mayoría de las regiones. No se ha podido vacunar más porque Canarias ha recibido casi un treinta por ciento menos de vacunas de las que le corresponderían si se hubiera atendido exclusivamente al criterio poblacional. Ojo: no digo que se haya hecho mal. La situación epidemiológica en otras regiones en más grave que la nuestra, pero eso solo no explica que en las islas (2.237.000 hab.) hayamos recibido 137.000 vacunas, mientras en el País Vasco (2.189.000 hab.), hayan recibido 154.000 vacunas, o en Murcia (1.504.000 hab.), hayan recibido 123.000, y que de eso no se hable, cuando sobre el reparto desigual de los dineros corren ríos de tinta.

Nadie ha explicado los criterios seguidos para distribuir las vacunas, que es el factor más importante para salir de la crisis. Y nos entretienen con el embuste de que gracias a todo lo que se ha vacunado hemos logrado parar las muertes. No es cierto, lo que hemos logrado ha sido reducir las hospitalizaciones, porque ya se ha vacunado a los internos en residencias –principal nicho de mortandad de la pandemia– y al personal sanitario. Eso ha logrado descargar de presión a los hospitales, y acabará frenando de manera considerable el número de muertes.

Pero que nadie se llame a engaño: faltan menos de siete meses para que concluya el verano, y en dos meses solo hemos vacunado a menos del cuatro por ciento de la población. ¿Realmente vamos a seguir sosteniendo que vamos a cumplir el objetivo anunciado? Que nos lo aclaren. Porque la recuperación de la economía depende de que logremos cumplir ese objetivo. No de que sigan confundiendo con datos inútiles a la gente.