La diputada Espino se apuntó el martes su primer trofeo de caza mayor, hilando un discurso sobre la cambiante personalidad de Román Rodríguez, al que comparó con el personaje ambivalente de Stevenson. La novela citada, El extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde, es la más conocida manifestación literaria del trastorno psiquiátrico que padecen quienes manifiestan distintas personalidades, como le ocurre al doctor Rodríguez, que a veces se faja defendiendo el comportamiento de Sánchez con Canarias, y otras justo lo contrario.

La diputada se quedó corta: esta doble personalidad no es una característica exclusiva del doctor Rodríguez, parece más bien un signo distintivo de una administración –la del pacto floral– que no acaba de creerse que es Gobierno, y a veces se manifiesta como oposición bullanguera. Donde más ocurre eso es en la consejería de doña Noemí Santana, representación pluscuamperfecta del opogobierno, cualidad de estar, ser y parecer (todo ello al mismo tiempo) Gobierno y oposición. La nueva coordinadora general de Podemos en Canarias, Laura Fuentes –al mismo tiempo jefa de Noemí Santana y subordinada suya, otro caso de doble personalidad–, nos ha ofrecido en su breve repertorio como responsable del área de Juventud la mejor colección de reivindicaciones podemitas, entre ellas la petición de dimisión del ministro Marlaska. Una magnífica ocurrencia, que luego su partido no votó en el Parlamento de Canarias.

Tanto desdoblamiento contagia a cualquiera, y ha acabado por hacer mella también en el hombre que nunca parece enfadado, el ponderado y ponderoso Ángel Víctor Torres, que el martes en el Parlamento más bien parecía Mr. Torres, amagando con revirarse contra el Gobierno de España, si Marlaska no se aplica a derivar. O sea, que entre derivar o revirar anda la cosa. Vive Dios, lo que puede llegar a cambiar una letra…

Pero lo de Torres no es en realidad disfunción de la personalidad, sino pura escenificación, a la que parece que le ha cogido gusto el hombre después de tanto ensayar con Pestana lo de tirarle de las orejas. Por cierto, que también dijo Torres que estaba muy mal que se cuestionaran las cifras de incidentes violentos que facilitó Pestana en rueda de prensa. “¿Cómo va a mentir Pestana si estaba situado entre los máximos responsables de la Guardia Civil y la Policía Nacional?”, dijo el presidente. Muy bueno, ni que se lo fueran a llevar preso por falsear las cifras.

En fin, que si Marlaska y Pestana no se ponen a derivar, Torres se nos revira y con él nos reviramos todos. O el ministro Marlaska cede y saca de Canarias a un porrón y medio de emigrantes enfadados, o va a saber lo que es tener enfrente (y de lado) a uno de medianías. ¿Y cuál es el teatro? Pues que a Torres le han prometido ya en Madrid –o Marlaska o Escrivá– que van a derivar a varios miles de inmigrantes en las próximas semanas.

Torres no tiene dos personalidades como su vice, el doctor Rodríguez. Torres es un actor de la escuela del Método de Arucas: ha pactado con el Gobierno nacional derivaciones y repatriaciones y sólo después saca el rejo en el Parlamento. A ver si los ministros no se cargan la historia, mostrando el making-of. Que es justo lo que hizo Pestana. Y es que la escuela del Método no tiene sede en La Palma.