El semanario británico The Economist fue fundado en 1843, hace 178 años, siendo entonces su principal objetivo tomar partido ante “un agrio enfrentamiento entre la inteligencia, que quiere avanzar, y la ignorancia indigna y pusilánime que obstruye nuestro progreso”, definiéndose en su inicio como un “periódico político, literario y general”, teniendo como principal contenido la información económica basada en los hechos y el rigor, y estando dirigido a los “hombres de negocios”, defendiendo el libre comercio y la limitación de las interferencias del gobierno.

The Economist, con un millón y medio de suscriptores en todo el planeta, entusiasmado por la globalización, es partidario de leyes de inmigración abiertas, fue pionero en la defensa del matrimonio homosexual y en la legalización de la droga, detesta las dictaduras y desprecia a los populistas como Putin, Erdogan, Berlusconi o Trump, y aunque nunca le hizo gracia el euro, se ha opuesto al Brexit, y si bien su visión del mundo es la de universitarios de la élite británica, sin embargo sigue siendo la publicación que mejor permite entender el mundo y la que aporta los argumentos más convincentes para mantenerlo lo más abierto, tolerante y plural posible.

En este sentido, resulta recomendable leer en The Economist los 20 puntos de un análisis de más de 50 expertos sobre lo que va a suceder a partir de 2021.

Respecto al trabajo a distancia básicamente se va a mantener igual que ahora, con lo que seguiremos trabajando en línea desde nuestras casas, cada vez más tecnológicas y adaptadas al trabajo diario, creándose nuevos espacios para grandes juntas digitales, de tal forma que cerrarán muchas oficinas, y no se repetirán los congresos y reuniones de trabajo de antes, los viajes de trabajo disminuirán, con lo que los hoteles de trabajo desaparecerán al menos en un 50%.

La empresa tradicional, que llegó a su fin en 2020, morirá definitivamente si no invierte en nuevas tecnologías, las empresas tecnológicas pueden desbancar a las que llevan trabajando con la misma rutina durante los últimos 50 años, y la productividad la van a establecer plataformas que miden resultados y eficiencia, y no habrá diferencia entre contratar personal local y extranjero, porque ya todos somos globales. Respecto al turismo, cada vez se aprecia más que nunca visitar lo natural, pero con soluciones altamente tecnológicas, con lo que se valorará mucho más lo natural y saludable, y ser y estar más sano es un objetivo prioritario y un nuevo reto, procurando los ciudadanos que la comida sea un 100% natural, huyéndose de productos suntuosos, y los grandes centros comerciales quedarán atrapados en el tiempo, siendo pocos los que sobrevivirán a largo plazo.

En el 2021 aumentarán los despidos globales, y el paro no se deberá solo a la crisis económica sino a razones multi factoriales. Respecto a la educación, se combinará la presencial con la telemática, con lo que ya no volverá a ser como antes, y las escuelas y universidades se transforman en un esquema híbrido para siempre. Se regresa al esquema de contratar gente muy preparada para llenar puestos importantes, pero se aceptan candidatos sin título universitario para puestos menos importantes que tengan la experiencia necesaria.

En cuanto a la asistencia sanitaria, se adaptará al sistema digital con tecnología a distancia para siempre, con lo que lo normal será la cita médica no presencial por teleconferencia, y la demanda de los usuarios de pruebas rápidas para detectar la Covid será lo habitual para sentirse seguros. La salud mental se vuelve un tema recurrente y grandes plataformas ayudarán a sobrellevar las situaciones de agresividad, soledad y angustia que sufren personas viviendo aisladas. El uso de bicicletas como transporte principal seguirán creciendo gracias a la transformación de las ciudades, se prestará mayor atención al cambio climático y a la problemática de la educación, la salud, la energía y la seguridad, de tal forma que la gente replanteará sus metas personales con valores más reales, considerándose negativo acumular, consumir y vivir por lo material.