Me gusta compartir esos ratitos de vida, esas ilusiones que son capaces de transformar el mundo, me gusta creer en un mundo nuevo, en ese que somos capaces de renovar aportando un poquito de cada uno de nosotros. Me gusta trabajar con México, me gusta su gente, sus valores, su determinación, su esfuerzo; minuto a minuto para transformarlo en un país diferente.

A veces, cuando no nos movemos de nuestros lugares, de nuestra cultura, de nuestra forma de saborear nuestra gastronomía, nuestra música, nuestras queridas costumbres llegamos a pensar que lo válido es lo nuestro y no llegamos a valorar como importantes otras formas de vivir y de sentir.

La vida siempre te ofrece oportunidades y “alguien” establece hilos rojos conductores que te conducen a otras experiencias, personas, países y culturas.

Un gran amigo y destacado consultor político me llevó de su mano a México, primero entrenando a cargos públicos y equipos de tierra, para después entrar de lleno en nueve campañas electores, vinculadas a cargos nacionales y municipales.

Conociendo inicialmente sus territorios para potenciar juntos sus fortalezas y llevar al éxito a las candidaturas, reorganizar las estructuras orgánicas, si así fuera necesario, y entrar de lleno con las personas en estrategias de motivación interna y externa para potenciar a esos equipos que están en contacto permanente con la ciudadanía y son la antesala y el cierre de la imagen de la candidatura.

Formar parte de un equipo internacional es un reto, un aprendizaje constante y una oportunidad de contribuir a un mundo mejor, más cercano, más intimo. Saborear cómo las personas muestran sus necesidades y uno ser capaz de contribuir mínimamente a favorecerlas, es una oportunidad difícil de renunciar.

Esta pandemia ha limitado nuestros encuentros y a la vez ha potenciado esos encuentros personales virtuales, cercanos de otra manera, donde podemos entrenar, quizás con mayor desarrollo… Menos limitados para las agendas políticas y de las candidaturas, podemos entrenar a horas diferentes, en entornos más íntimos, más constantes, donde sin pretenderlo generamos “entrevistas burbujas” tan reales que parece que las emociones las podemos rozar y hasta empaquetar para llevar.

Solo llevándolo a la acción somos capaces de conocer nuestros avances, algo que parecía inalcanzable se vuelve tangible. Generar el hábito de las entrevistas virtuales, con mi querido ZOOM, ha generado a su vez nuevas realidades y escenarios que sorprenden en resultados y en facilitar cumplimientos de objetivos y agenda, que antes hubieran parecido ciencia ficción.

México y el entrenamiento con sus cargos públicos y candidaturas te lleva a una visión diferente de la española; ellos apuestan por los equipos especializados, por cuestionarse si esos valores orgánicos están permeando en la ciudadanía o, por el contrario se alejan de ella.

Familiarizados con el entrenamiento personal y de equipo, apuestan por dejarse asesorar en aspectos de imagen, estrategia, marca personal y digital. Facilitando y provocando el soporte y apoyo que en cada campo de entrenamiento podamos ofrecer. Un nivel de autoconciencia mayor y una apertura a las herramientas de desarrollo definen el trabajo con los equipos políticos mexicanos.

Consideran que una buena estrategia por sí misma no es nada sin un equipo detrás motivado y entrenado para superar obstáculos, levantarse y volver a creer en el proyecto. Conscientes de que una campaña se gana desde la conexión con los valores de la ciudadanía más que desde el laboratorio, creando emociones nuevas. Son conscientes de que para ello el estado emocional y equilibrio de las candidaturas y de los equipos es la base del resultado del “Día D”.

Apuestan por equipos multidisciplinares, especializados: estrategia, comunicación, redes…Y añaden las figuras que darían soporte a estos equipos, a los equipos orgánicos y a los de campaña. Como ellos lo definen “el psicólogo que penetra en nuestras mentes y nos permite recolocarnos en cada caída, en cada dificultad, incluso recolocando nuestros triunfos para encajarlos en nuestros egos”.

Equipos agradecidos, correctos, puntuales, respetuosos, valorando el tiempo propio y el ajeno. Valores que lo hacen exclusivos que, por encima de sus trayectorias, ofrecen valor a la persona, ¡es un gusto disfrutar con ellos! Nos enseñan realidades nuevas, grandes valores y nos aportan hasta un concepto diferente de nosotros mismos, de todos los que llegamos nuevos a un país diferente y nos hacen sentir como en casa.

Me encantaría que en España apostáramos por liberarnos de tantas corazas y capas que nos generan un hábito de inexpresión de nuestros sentimientos. Esas capas que solo limitan nuestra perspectiva y nos encierra en una bonita caja que distorsiona la visión de realidades espectaculares.

Como me gusta decir, “no hay liderazgo mayor que aquel que busca apoyo y soporte; ponerse en las manos de otros solo se traduce en seguridad en sí mismo y poder”.

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