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Opinión | a babor

¿Por qué sigue Noemí?

¿Por qué sigue Noemí?

¿Por qué sigue Noemí? / Francisco Pomares

Ha dicho el portavoz del Observatorio Estatal de la Dependencia que Canarias registró este pasado mes de enero los peores datos de la última década, que es casi tanto como decir de la historia. Según el Observatorio, eso ocurre por “la mala gestión, la poca prioridad y la falta de alma política y sensibilidad social” que han tenido los responsables de la consejería de Derechos Sociales. Noemí Santana, que llevaba vendiendo el humo de sus éxitos desde hace meses, hace semanas cambio de discurso para justificar que no logra avanzar con el personal que tiene. Su consejería ha concedido este mes 120 menos prestaciones que el mes pasado. Todos los indicadores publicados por el Instituto de Mayores y Servicios Sociales del Imserso son negativos: sumamos menos beneficiarios, menos prestaciones concedidas y menos resoluciones de grado, manteniendo así el dudoso récord de ser la comunidad autónoma con la mayor lista de espera de toda España. La cuestión es grave: no solo somos la región que menos dependientes incorpora al sistema, es que perdemos dependientes en cifras netas, mientras cientos de personas mueren todos los años sin recibir la atención a la que tienen derecho. Casi mil de ellas murieron incluso con la valoración realizada y confirmada, pero sin ser introducidos en el sistema, mientras el director general responsable dedica su tiempo a poner a caldo a sus adversarios políticos desde perfiles falsos en las redes.

Para agravar el asunto, en Canarias hay hoy 16.600 grandes dependientes que deberían ser inmediatamente vacunados, porque forman parte del tercer grupo que establecen los protocolos. Por desgracia, casi la tercera parte de esos grandes dependientes no serán vacunados. Siguen pendientes de que la consejería tramite sus papeles y les realice la pertinente valoración: aún no han logrado que se les reconozca el grado de dependencia, a veces tras varios años de espera, lo que supone que podrían morir infectados por una enfermedad de la que, en justicia, deben ser vacunados.

Mientras se corre el riesgo cierto de que mueran ancianos desprotegidos, la hemos liado parda porque dos concejales de La Palma y una consejera del Cabildo fueron ‘empujados’ a vacunarse antes de lo que les tocaba. Sin duda eso es un escándalo, pero –a fe mía- es aún mayor escándalo que corran el riesgo de morir personas con derecho a vacunación, sólo porque en Derechos Sociales son incapaces de hacer las cosas bien. La consejera, Noemí Santana, no logra hacer frente a la situación: a veces culpa de eso a la famosa “herencia recibida” de los anteriores gobiernos, y otras hace responsables de los retrasos a sus funcionarios y empleados, pero lo cierto es que hace meses que anunció la contratación de 200 nuevos empleados públicos para agilizar los procesos, que no ha logrado contratar aún.

Noemí Santana es la consejera más incompetente que ha tenido este floral Gobierno. Torres ya cesó por su incapacidad para poner orden en sus departamentos a las responsables de Sanidad y Educación pero no se atreve a abrir un cisma con Podemos, que pondría la estabilidad del Gobierno en peligro. El problema es que mientras no se actúa, la consejería sigue instalada en el más absoluto desastre, y aquí siguen muriendo mayores desatendidos.

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