Agustín de Betancourt y Molina nació en Puerto de Orotava, actualmente Puerto de la Cruz, en la isla canaria de Tenerife el 1 de febrero de 1758, víspera de la Virgen de la Candelaria. Fue el segundo hijo de la familia conformada por don Agustín de Betancourt y Castro, de Las Palmas de Gran Canaria, y doña Leonor Molina y Briones, de Garachico. Nació después de José, el primogénito del mayorazgo, arquitecto y alcalde de la Villa de La Orotava en 1812, y antes de María del Carmen, mujer emprendedora como pocas.

Agustín estudió en los Dominicos de La Orotava y a los 20 años, en 1778, marchó a estudiar a Madrid, en la Academia de Bellas Artes de San Fernando de la mano de la familia Gálvez, muy relacionado con el Consejo de Indias y con el lobby canario en la corte del rey Carlos IV. Fue compañero del pintor Francisco de Goya y además del dibujo le gustaba el mundo de la ingeniería del agua y de las comunicaciones, así como el diseño y arquitectura de las máquinas. Comprobó e inspeccionó muchos trabajos de ingeniería en Almadén y en el río Ebro a su paso por Zaragoza, así como correcciones hidrológicas forestales en el rio Genil de Granada. Marchó becado a París por el gobierno de España y conoció los entresijos de la Revolución Francesa. En 1788 viajó a Inglaterra, donde saboreó la Revolución Industrial y conoció la máquina de vapor de Watt. De regreso a España saludó en 1799 a don Alejandro de Humboldt en Madrid y vivió el afrancesamiento español, entre 1802 y 1808. No pudo viajar a Cuba pero marchó a Rusia contratado por el zar Alejandro I. Antes funda en Madrid la escuela de ingenieros de Caminos, Canales y Puertos, en plena Ilustración. Al igual que años más tarde la de Vías y Comunicaciones en San Petersburgo, donde llevó a cabo proyectos de ingeniería de puentes y arquitectura del agua, al igual que proyectos urbanísticos en las ciudades rusas de Moscú y en Nizny Novgorod. Antes de finalizar su etapa zarina redacta un informe sobre el estado de las vías de comunicación por todo el territorio ruso, que al parecer no le gustó mucho al zar. Falleció en San Petersburgo en julio de 1824 y es enterrado en el cementerio oficial junto a ilustres ciudadanos rusos.

Don Agustín de Betancourt, nuestro admirado patriarca de la ingeniería europea en la época de la Ilustración, ha sido reconocido en Rusia y en España, tanto en Madrid como en Canarias. Su familia y sus admiradores nos sentimos satisfechos por ello ya que sirve para que la ciudadanía no lo olvide. Tenemos a su pariente, el abogado Juan Cullen Salazar, cuidando su archivo familiar en La Orotava, al Ayuntamiento del Puerto de la Cruz premiándole con una calle y un busto así como su nombramiento como Hijo Predilecto, al ayuntamiento de La Orotava nominando una calle, al ayuntamiento de Madrid con otra calle, al Cabildo de Tenerife, nombrándole Hijo Ilustre de la Isla; sin olvidar a la Universidad de Vías y Comunicaciones de San Petersburgo por premiarle con un puente en el río Neva y a la ciudad de Nizny Novgorod por aprobar la Fundación social Agustín Agustinovich Betancouria; también los Premios Agustín de Betancourt convocados en el mundo científico y académico de las Islas Canarias en colaboración con las universidades de la ULL, de la ULPGC y la Europea, junto a la Fundación canaria Agustín de Betancourt. Esperamos y confiamos que algún día el Gobierno de Canarias le reconozca con el Premio Canarias de proyección internacional, a título póstumo. ¡Don Agustín de Betancourt se lo merece!