Tras una catarata de reuniones y anuncios, Ángel Víctor Torres, y Román Rodríguez, comparecieron ante los medios para presentar el paquete que el Gobierno florido destinará a las empresas más afectadas por la crisis. Desde hace un par de semanas, el Gobierno no dejó pasar ninguna oportunidad de anunciar en medios y encuentros con empresarios que habría medidas, pero sin avanzar cuales serían. Rodríguez se reunió el día 19 con Ashotel, y les aseguró que “las ayudas del Gobierno contribuirían a sufragar costes fijos de establecimientos turísticos, pymes y autónomos”, sin adelantar cómo. El día 20, la consejera de Economía, Elena Mañez, se reunió con las patronales de Tenerife y Las Palmas para “analizar las ayudas a pymes y autónomos”, en un encuentro al que no acudieron los hoteleros, que andaban con la consejera de Turismo y Comercio. Ella mandó la consabida nota: “Castilla (ella es Castilla) defiende una actuación rápida y directa para limitar en lo posible la destrucción de empresas en Canarias”. La Televisión Canaria presentó ese mismo jueves por la tarde un inenarrable corte publicitario de Rodríguez desde su despacho, anunciando que hoy anunciarían lo que han anunciado. De extraordinario interés, anunciar que se va a anunciar un anuncio.

Y al final, como en la fábula de Esopo, después de todo el ruido, la montaña parió un amable ratoncito: un Plan Extraordinario Económico con 165 millones en ayudas directas, y el acuerdo de retrasar a las empresas el pago de los impuestos canarios durante seis meses. Eso supone para el Gobierno retrasar el cobro de unos 42 millones en deudas fiscales y de los 194 millones del IGIC del primer trimestre. Retrasar el pago de impuestos supone un alivio momentáneo, como lo supusieron los créditos ICO en su momento. Pero eso no tiene nada que ver con las ayudas directas que todos los consejeros económicos anunciaron. Supongo que los retrasos en el pago de impuestos se han metido en el plan para que sumen y no se note tanto que para ayudar a que las empresas hagan frente a la peor crisis de la historia económica del archipiélago, la inyección directa de recursos dispuesta por el Gobierno supone el 1,65 por ciento de los 10.000 millones de pérdidas. 165 millones que aún no tienen –dicen- pero vendrán de las ayudas europeas, pero sólo si Europa autoriza gastarse en pagar la luz un dinero pensado para otras cosas, que no saben, porque no se lo han pedido. Van a mandar una carta a Bruselas, y si dicen que sí, los dineros servirán de contención para evitar que la economía canaria colapse. Si dicen que no, ni saben/ni contestan.

No parece una gran cosa este Plan… aunque es cierto que el Gobierno de Canarias no puede hacer mucho, sin meter mano en el saco con 400 kilos que Román guarda en la gaveta, por si hay que tirar de ellos ante una emergencia presupuestaria o fiscal del Gobierno. Si llegan algún día los 165 millones y se reparten por igual entre las 20.000 empresas que podrán acceder a las ayudas –no va a ser así- a algunas pocas Pymes y autónomos de los sectores más castigados -restauración, comercio, gimnasios, alquiler vacacional, hostelería…- un ingreso de 8.250 euros les podría salvar la vida. Pero 165 kilos no van a salvar la economía del archipiélago. En absoluto.

Para evitar la hecatombe, lo que nos hace falta es un plan de rescate, por un mínimo de 2.000 millones, y financiado con recursos nacionales. Eso lo sabe el medico chino, y también el médico (no ejerciente) de la Aldea, que lleva un par de días amagando con alzar la voz ante la desidia de Madrid. Aunque al final solo la alza para vendernos propaganda.