El Sáhara occidental es un territorio africano situado al noroeste del continente, frente a las españolas islas Canarias, situadas a un poco más de cien kilómetros de las costas saharianas. España es uno de los históricos países del planeta que fue imperio mundial en una etapa de la historia de la humanidad y de manera especial después de encontrarse con las Américas en 1492. Actualmente forma parte de la península ibérica junto a Portugal y cuenta con un archipiélago de ocho islas, las Canarias, en la región biogeográfica de la Macaronesia, encajado entre los 27 y 29 grados de latitud norte y entre los 13 y 18 grados longitud oeste. Con dos millones de residentes y una amplia vocación turística en función de su clima subtropical y de su naturaleza volcánica, disfruta en la isla de Tenerife del volcán Teide, el punto más alto del territorio español pero sin visitantes por culpa de la pandemia del covid-19. Canarias es una comunidad autónoma de España y una región ultraperiférica de la UE de la que forma parte desde 1986. La caracterizan los costes de la insularidad y la lejanía, la alta dependencia del exterior y la vecindad con África.

Cuando España inició hace siglos su penetración en el continente africano se aprovechó de trozos territoriales que lindaban con el océano Atlántico y le servían de apoyo en la explotación de la riqueza piscícola, entre el mar Mediterráneo y la Guinea ecuatorial. Bañado por el Atlántico Medio había un territorio que ocupado por familias africanas de diferente procedencias tribales, nómadas y sedentarias, pasó a formar parte de España después de unas incidencias bélicas y unos acuerdos adoptados tras la guerra de África en 1860 y tras el reparto del territorio africano acordado por las potencias coloniales europeas en la Conferencia de Berlín celebrada en 1885.

Lo cierto es que tras la guerra española de 1936-39 y después de la segunda gran guerra mundial europea, las Naciones Unidas aparecen en 1945 como una organización icónica en busca de la paz y prosperidad de los pueblos del planeta. España es uno de los países que quiere incorporarse en 1955 a la ONU pero tiene que demostrar su amor por la paz y por ello justifica ante Naciones Unidas, que el Sahara es una provincia española desde 1956 y no tiene ningún territorio pendiente de descolonizar.

Con la muerte de Franco en 1975 se inicia una etapa muy extraña en el mundo de las relaciones España-África, principalmente con Marruecos y Mauritania, con Argelia y la RASD, por culpa del Sáhara occidental, ya que en noviembre de 1975 se producen acontecimientos de alto valor político como la Marcha Verde promovida por Marruecos para ocupar el Sáhara, entonces español. Es cuando surgen situaciones políticas que hoy se ha podido comprobar que han sido aberrantes por diversas circunstancias en las que han estado involucrado desde entonces los diferentes responsables de los gobiernos de España incluido el joven Jefe de Estado, Juan Carlos de Borbón, quien propició en 1975 la ocupación del Sahara por parte de Marruecos tras un acuerdo con el rey marroquí, Hassan II, con el apoyo de Francia y los Estados Unidos de América, con Kissinger de mediador. ¡La CIA dixit!.

La reacción del Frente Polisario ante la ocupación del Sahara supuso la creación de la RASD en febrero de 1976 y el apoyo momentáneo del PSOE hasta que este partido social demócrata ocupó la presidencia del gobierno español en diferentes épocas. Primero con Felipe González, entre 1982 y 1996, y luego con José Luis Zapatero, entre 2004 y 2011. Se cambiaron las tornas de las relaciones amistosas con Argelia y el Frente Polisario, donde hubo al principio hasta abrazos, léase con Mohamed Abdelaziz. Y si no que se lo pregunten a Raimon Obiols, responsable de la política exterior de su partido socialista al igual que Abderramán Yusufi lo era de la internacional socialista y primer ministro del gobierno marroquí, como lo fue en España su compañero de ideología, José Luis Zapatero.

Tuve la oportunidad de conocer a Yusufi en Bruselas en una conferencia que ofrecieron los líderes ibéricos, Mario Soares y Felipe González, en apoyo del Acuerdo de Asociación de Marruecos con la Unión Europea. Descubrí que era un auténtico líder socialista que desempeñó un papel muy importante en la transición de los monarcas marroquíes Hassan II y su hijo Mohamed VI, cuando era primer ministro entre 1998 y 2002. Yusufi falleció en mayo de 2020 y curiosamente fue entrevistado por El País en el año 2000 y al ser preguntado por el eterno problema del Sahara afirmó categóricamente que Marruecos solo aceptaría un referéndum sobre la independencia del Sáhara si estaba seguro de ganarlo. ¡Así cualquiera!

Cuando la delegación ad hoc del Parlamento Europeo, de la que formé parte, tenía prevista en noviembre de 2001, una visita a Marruecos después de visitar los campamentos de refugiados saharauis en Tinduf (Argelia), resultó que Zapatero viaja a Rabat como secretario general del PSOE para entrevistarse con Yusufi por el conflicto España-Marruecos derivado de la crisis en la isla Perejil después de conocerse la incidencia ocurrida en la ONU, entre España y Francia ante la posición oficial de la UE en materia del Sáhara occidental, y de la celebración de los 25 años de la fundación de la RASD en Argelia por parte del Frente Polisario en 1976. Entonces suspendieron la visita de nuestra delegación parlamentaria a Rabat, por lo que algunos eurodiputados españoles no fuimos luego al viaje. El año de 2001 fue muy movido en asuntos del Sahara y de ello sabe mucho el compañero socialista catalán, Raimon Obiols, y algunos profesores españoles en relación a un cruce de cartas aparecidas en El País y otras no publicadas. Evoco algunas frases de Juan María, de ACPS de Barcelona: (a) La indefinición y la falta de voluntad política son el mejor pasto para eternizar los conflictos, caso del Sáhara y (b) Los conflictos políticos hay que resolverlos y no esperar a que exploten.

Hay cosas que no se entienden mucho en el conflicto del Sáhara occidental. Ahora, después de la crisis generada por el corte de tráfico en Guergerat, -frontera sur del Sáhara con Mauritania-, por algunos colectivos de activistas saharauis, Francia insta a la ONU a reclamar libertad de circulación por la zona y a retomar el proceso político entre Marruecos y Polisario. Por su parte, Marruecos lanza su campaña mediática en la prensa mediante su diplomático, Samir Bennis (EL DÍA 10 de enero), acerca del Sáhara occidental como asignatura pendiente de España con Marruecos, que lo es por el regalo político que le hizo en 1975 con el Sahara. Así mismo Estado Unidos escenifica su apoyo a Marruecos con el actual embajador, David Fischer, en un acto celebrado recientemente en la vieja Villa Cisneros (Dajla) sahariana, de la que tengo recuerdos escritos por mi padre de cuando era piloto de la marina mercante española en 1942 y viajaba en el vapor Lanzarote a puertos como Cabo Juby, Tan Tan, Río de Oro y La Agüera. Al recodo de la carretera que sube de La Orotava a las cañadas del Teide lo llamaba Villa Cisneros. España, pese a sus responsabilidades, sigue mostrando poco interés en resolver el eterno problema. ¡No sabe y no contesta! El gobierno español continúa con “arena en los ojos”, al igual que la ONU, y no han sido capaces de ver lo que ha sucedido en este año de la pandemia con las reivindicaciones saharauis en relación a la escalada de violencia de Marruecos en territorio sahariano. ¡Así se escribe la historia del Sáhara y van cuarenta años!