La toma de posesión del presidente electo Joe Biden será muy diferente de las vividas últimamente. La ceremonia, marcada por las medidas contra el covid y un despliegue de efectivos sin precedentes para contener posibles acciones de los trumpistas, no ofrecerá la típica imagen del National Mall lleno de gente que quiere ser testigo del juramento presidencial. Y es una lástima, porque la cantidad de asistentes a aquella icónica explanada era el primer barómetro para intuir el nivel de popularidad del nuevo inquilino de la Casa Blanca. En 2017, por ejemplo, enseguida circularon imágenes comparando los juramentos de Trump y Obama, para demostrar el poco entusiasmo despertado por el republicano.

Clausurar ese espacio no es cosa menor para la mentalidad estadounidense. Aquella larga recta de tres kilómetros, que va desde el Capitolio hasta el memorial de Lincoln y que está gestionada por el Servicio de Parques Nacionales se diseñó como una herramienta vertebradora de la identidad de EEUU.

Desde siempre se ha considerado que una de sus principales funciones es la de servir de espacio cívico nacional, el lugar donde celebrar encuentros públicos para materializar dos derechos constitucionales básicos para todo ciudadano de EEUU: la libertad de expresión y la de reunión. Esta es la razón por la que las grandes manifestaciones del país terminan en ese punto.

En el National Mall todo está pensado para asegurar que el visitante entienda que allí está la esencia de un país construido gracias a la lucha heroica de muchos que dieron su vida por la libertad y la democracia. Como quien dice, se puede estudiar la historia de EEUU paseando tranquilamente por la avenida.

El alma de piedra de Estados Unidos

En el centro destaca el monumento dedicado a Washington. Un obelisco de casi 170 metros situado en la intersección perpendicular entre la Casa Blanca, en el sur, y el Capitolio, al oeste. Precisamente para seguir la misma alineación se escogió poner al este el memorial de Abraham Lincoln. Se trata de una colosal escultura del presidente que puso fin a la esclavitud, protegida por una construcción que evoca los templos de la época clásica. Grabado en uno de los escalones de la escalinata se lee I have a dream, la mítica frase pronunciada por Martin Luther King en agosto de 1963 allí mismo, ante más de 250.000 personas, en uno de los episodios cruciales de la lucha por los derechos civiles de los convulsos años 60, que en EEUU estuvieron marcados por la guerra de Vietnam.

Aquel conflicto, como todos los demás, tiene su espacio en el National Mall. La cronología bélica del país está petrificada monumento tras monumento. Los hay dedicados a los caídos en la guerra civil, a los de las dos guerras mundiales, la guerra de Corea... Estos memoriales colectivos comparten el lugar con otros destinados a recordar a grandes figuras de la política nacional, sobre todo presidentes de la talla de Thomas Jefferson, Ulysses Grant o Franklin Delano Roosevelt. No se puede negar que se aprende historia al visitar aquel espacio, pero demasiado parcial. Como si los Estados Unidos solo estuvieran habitados por hombres blancos dedicados a la política y a la guerra.

El papel de la mujer

Si bien es cierto que en 1981 se abrió un museo dedicado a las mujeres artistas, y que hay diferentes puntos de la ciudad destinados a poner en valor el papel de las mujeres en la historia del país, en el National Mall parecen haberlas olvidado. Lo mismo ocurre con la diversidad racial o los indígenas americanos. No fue hasta 2004 que abrió puertas el Museo Nacional de los Indios Americanos. Justo cuando empezaban las gestiones para erigir el National Liberty Memorial, un monumento para recordar a los afroamericanos que lucharon en la guerra de la independencia. Teóricamente, su construcción debe iniciarse este 2021.

Es evidente que EEUU está viviendo un momento de cambio. Mañana por primera vez tendrán una vicepresidenta y, poco a poco, crece el número de congresistas de origen multiétnico. Tarde o temprano esto deberá traducirse en la forma en que los Estados Unidos se explican a sí mismos con los monumentos y las conmemoraciones.