¿Una economía circular para Europa?

La economía circular implica también dar más poder a los consumidores. Por ello, la Comisión Europea está trabajando para establecer un derecho a la reparación de los productos y evitar su obsolescencia prematura, y para que las empresas acrediten fehacientemente las afirmaciones ecológicas que hacen en su publicidad.

Transición desigual

La transición hacia la economía circular en Europa será necesariamente desigual, según el distinto ritmo de adaptación de los sectores económicos afectados. Siendo realistas, no es posible dejar de lado que costará la pérdida de algunos puestos de trabajo a medida que disminuya la producción en masa de productos a los que ahora estamos acostumbrados, por lo que habrá que gestionar conflictos entre viejos y nuevos intereses.

Pero se espera que también venga acompañada de la creación de muchos nuevos empleos, dado que gran parte de las actividades propias de la economía circular son fuertemente intensivas en mano de obra y bastantes de ellas lo son también en conocimiento. Hay razones fundadas para pensar que el efecto neto sobre la ocupación será positivo, y un reciente estudio promovido por la Comisión Europea estimaba un saldo neto del orden de 700.000 puestos de trabajo adicionales en Europa de aquí al año 2030. Para obtener el mejor balance en términos de empleo de la transición impulsada por la economía circular será necesario mejorar los sistemas de formación profesional, y dotarse de una capacidad de investigación científica que genere respuestas tecnológicas –la digitalización entre ellas– dirigidas a solucionar los problemas técnicos vinculados a los necesarios cambios en el modelo de negocio de muchas empresas.

Son diversos los yacimientos de empleo que una economía con un enfoque más circular podrá crear. Entre ellos ocupará un lugar destacado la restauración de edificios, incluyendo la mejora de su eficiencia energética, así como la recuperación de los componentes de los productos electrónicos de consumo y su reparación, la reutilización de fibras textiles, y una amplia gama de actividades ligadas a la gestión de los residuos que es donde probablemente será mayor la creación de nuevos puestos de trabajo. Habrá que añadir el empleo indirecto generado mediante servicios –como logística, ingeniería, tecnología digital– necesarios para el desarrollo de los puestos de trabajo vinculados a la economía circular, y los nuevos empleos que satisfarán las necesidades de consumo de la población ocupada en actividades de economía circular. En muchas empresas la introducción de tecnologías más limpias reducirá el uso de energía y materias primas y las emisiones contaminantes, con la consiguiente reducción de costes que a su vez estimulará la demanda mediante precios más bajos, creando nuevos puestos de trabajo.

El éxito de la transición dependerá mucho de la capacidad de innovación e iniciativa de cada país, y de la eficacia con que los gobiernos europeos desarrollen las líneas marcadas en el Pacto Verde. Los recursos extraordinarios de los que van a disponer esos gobiernos para los proyectos que deben presentar a la Unión Europea hasta finales de 2023 constituyen una oportunidad única para impulsar la sostenibilidad social y ambiental y reorientar el crecimiento económico.